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lunes, 15 de agosto de 2011


Un Universo Hecho de Relaciones

Por: Edwin Francisco Herrera Paz
En el mismo instante de la creación –el llamado “Big Bang” por la física moderna– toda la materia y la energía se encontraban en un estado de infinita densidad. Las cuatro fuerzas de la naturaleza (fuerzas fuerte, débil, electromagnética y gravitatoria) formaban una única superfuerza. A medida que el universo se enfriaba antes del primer segundo, la energía se condensó en un plasma de partículas llamadas fermiones y bosones. Los fermiones se convirtieron en electrones, quarks y otras. 
Protón surgido de la unión de tres quarks
Los quarks se unieron en grupos de tres para formar protones y neutrones, los que a su vez se asociaron con los electrones para formar los primeros átomos de hidrógeno.

Átomo de hidrógeno y campo electromagnético

Después del primer Segundo, las leyes fundamentales que aun gobiernan el universo ya estaban presentes. Las cuatro fuerzas se dividieron para regir diferentes escalas espaciales. Gradualmente, los núcleos de hidrogeno se fusionaron para formar átomos de helio gracias a la fuerza fuerte. La fuerza gravitacional fue acercado y comprimiendo los átomos de helio e hidrógeno de las nubes de polvo para formar cúmulos densos que formarían la primera generación de estrellas. Las estrellas se juntaron paulatinamente en cúmulos que formarían galaxias. Dentro de las estrellas, la complejidad de las relaciones entre las partículas fue en aumento para formar elementos más pesados, incluyendo el carbono y el oxígeno.

Átomo de oxígeno


Fuera de las estrellas y en los ambientes más favorables de los planetas, los diferentes átomos se asociaron mediante la fuerza electromagnética para formar compuestos químicos como el metano, el dióxido de carbono, y el agua.

Molécula de agua

En la tierra, diferentes compuestos químicos se asociaron para formar verdaderos "organismos" moleculares (proteínas), que a su vez se asociaron para formar pequeños aparatos con funciones especiales llamados organelos. 

Imagen de un proteasoma, organelo especializado en el reciclamiento de proteínas

Los organelos a su vez se unieron para formar las primeras células.

Célula eucariota


Las células se unieron para formar organismos multicelulares. A medida que aparecían nuevas relaciones celulares complejas, las diferentes partes de los organismos multicelulares se fueron especializando para formar órganos, los que fueron gradualmente aumentando en complejidad y tamaño para formar los organismos complejísimos de la actualidad. 


Los organismos complejos llamados “humanos” se relacionan entre sí para formar grupos sociales e instituciones, los que a su vez se relacionan para formar sociedades complejas.


Cada una de las cuatro fuerzas cumple su rol en el universo para formar vida y complejidad. Las fuerzas débil y fuerte a un nivel subatómico; la fuerza electromagnética a nivel atómico, molecular, y en nuestro ámbito cotidiano, siendo la principal fuerza organizativa de la vida tal como la conocemos; y la fuerza de gravedad a nivel de planetas, estrellas y galaxias. La acción de las cuatro fuerzas está orquestada para organizar la materia en niveles de creciente complejidad. Sin las fuerzas debil y fuerte no tendríamos núcleos atómicos; sin la fuerza electromagnética los átomos jamás se hubieran formado; y sin la gravitación los átomos jamás se hubieran acercado lo suficiente para formar la diversidad de elementos necesarios para la vida.
En la actualidad, los físicos teóricos y los científicos de partículas trabajan árduamente en busca de la unificación de las cuatro fuerzas. Así como Maxwell descubrió con sus ecuacuaciones que las fuerzas electrica y magnetica son una sola (fuerza electromagnética), los investigadores aspiran a encontrar las ecuaciones de un único y gran campo unificado. 
Se espera que los experimentos realizados en el Gran Colicionador de Hadrones, en la frontera franco-suiza, arroje luces sobre los primeros instantes del universo, cuando las cuatro fuerzas eran una sola.
Los seres humanos nos relacionamos los unos con los otros de muchas maneras. Dos de los vínculos más importantes que aglomeran las sociedades humanas son el amor y la cooperación. Estas, nos unen para formar familias y tribus, y de allí en adelante, corporaciones, vecindarios, pueblos, ciudades, países y comunidades de países. Las relaciones dentro de las estructuras de los grupos humanos son aun más importantes que los individuos, puesto que forman los andamios en los que se desarrollan los sistemas sociales. Los individuos son efímeros, pero las relaciones mantienen la identidad de una sociedad a lo largo del tiempo aun cuando los individuos que la forman ya no sean los mismos.

Por eso Jesús nos enseñó el principio: “Ámense unos a otros como yo les he amado” (Juan 13:34). Él sabe la importancia de las relaciones: verticales con nuestros padres, hijos, y con el Creador; y horizontales con nuestros hermanos, vecinos, amigos y otros seres con los que compartimos este mundo. Él ciertamente sabe de la importancia de las relaciones, pues el universo de su Padre está construido de ellas. 
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