“Me gustaría decir dos cosas, una intelectual y la otra moral.
La cosa intelectual que me gustaría decirles es esta: cuando se estudia cualquier materia o cuando se considera cualquier filosofía, pregúntate a ti mismo únicamente cuales son los hechos, y cuáles son las verdades que se encierran en estos hechos. Nunca te dejes distraer por lo que deseas creer, o por lo que es socialmente correcto creer. Mira solo y únicamente cuales son los hechos. Esta es la cosa intelectual que me gustaría decirles.
La cosa moral que me gustaría decirles, es muy simple. Les diría: el amor es sabio, y el odio es tonto. En este mundo, que se está volviendo más y más interconectado, debemos aprender a tolerarnos los unos a los otros; tenemos que lidiar con el hecho de que algunas personas dirán cosas que no nos gustarán. Solo de esa manera podremos vivir juntos.
Si queremos vivir juntos y no morir juntos, debemos practicar cierta clase de caridad y cierta clase de tolerancia que es absolutamente vital para la continuación de la vida humana en este planeta”.
Russel era un agnóstico, única cosmovisión aceptable desde el punto de vista puramente racional. Los cristianos, por otro lado, insistimos en que nuestras creencias nacen de nuestras experiencias personales que a su vez emanan de una vida de fe, y puesto que la fe es la convicción de lo que no se ve, no hay evidencia que pueda demostrarla.
El gran pensador era completamente opuesto a los dogmas irracionales de la religión, incluyendo el cristianismo. Entonces, es en extremo curioso que su recomendación moral para las futuras generaciones resida en el mismísimo centro alrededor del cual gravitan las enseñanzas de Jesús: la tolerancia y el amor incondicional al prójimo. En ese punto, escencial para la supervivencia del ser humano como especie, confluimos.
Sabias palabras las de Bertran Russel.
El gran pensador era completamente opuesto a los dogmas irracionales de la religión, incluyendo el cristianismo. Entonces, es en extremo curioso que su recomendación moral para las futuras generaciones resida en el mismísimo centro alrededor del cual gravitan las enseñanzas de Jesús: la tolerancia y el amor incondicional al prójimo. En ese punto, escencial para la supervivencia del ser humano como especie, confluimos.
Sabias palabras las de Bertran Russel.
Lea También:
Pensando fuera de la caja
No critique lo que no conoce
Creer en Dios y el conocimiento científico
No hay comentarios:
Publicar un comentario