Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

miércoles, 28 de octubre de 2009


Equipo contra corazones rotos

Contrario a lo que usted pueda creer, este breve post no es acerca de amores no correspondidos, o pasiones tormentosas, no, no. Es sobre los dos últimos días que me he pasado en un curso para instructores sobre soporte vital básico, que básicamente, es aprender una lista de chequeo de las maniobras que se deben efectuar para mantener viva a una persona que ha sufrido un paro cardíaco. El curso, impartido por instructores acreditados por la American Heart Association, es la máxima expresión de la filosofía utilitarista del pensamiento anglosajón. Destinado a salvar vidas, el único requerimiento del curso es aprender a efectuar los pasos en el orden preciso y realizar las maniobras correctamente.

Fabián, nuestro instructor, un argentino muy simpático, nos contó que la sobrevida en personas con paro a las que se les ha efectuado las maniobras es apenas del 5%, lo que significa que el curso es, elementalmente, destinado a suprimir el sentimiento de culpa por no haber hecho absolutamente nada si alguna vez a uno se le presenta la eventualidad de estar en el momento en que ocurre un paro. ¿No cree usted? Esta cifra es insignificante en apariencia, pero cuando nos damos cuenta de que la víctima podría ser un familiar nuestro, definitivamente nos gustaría que contara con esa pequeña probabilidad del 5% de sobrevivir por el simple hecho de encontrarse cerca de una persona con conocimientos en reanimación cardiopulmonar.

Durante el curso la comida fue abundante (un curso muy nutritivo). Como a mí me gusta hacer cálculos, calculé que el día de ayer mis compañeros profesores de la Universidad Católica se comieron cada uno, en promedio, 3.33 baleadas (tortillas de harina con frijoles fritos y mantequilla u otro lácteo), y los alumnos de la compañía Rescate Médico Móvil, únicamente 2.5, aunque este promedio fue sesgado: mientras la mayoría compuesta principalmente por mujeres solo se comió una, unos cuantos ejemplares masculinos se dedicaron a devorar hasta media docena.

El curso se realiza con maniquíes, los que tienen un precio algo elevado para los estándares latinoamericanos. A alguien se le ocurrió que con la actual recesión, no faltarán algunos que quieran trabajar de maniquíes por la mitad del precio. Yo me ofrecería, siempre y cuando el alumnado sea del sexo femenino. No creo poder soportar el trauma de que algún bigotudo me dé respiración boca a boca. Con solo pensar en algunos de los asistentes al reciente curso, se me revuelven las baleadas de ayer.

Quiero agradecer y felicitar por este medio a la ingeniera Florencia Cazenave, de la Universidad Católica, por la iniciativa, y a los instructores que se movilizaron de sus países y se alejaron temporalmente de sus familias para poder darnos este fabuloso curso, para que de esa forma podamos contribuir nosotros mismos, como instructores, a la diseminación de una técnica que debería ser aprendida por cada persona de la tierra. Saludos.

domingo, 25 de octubre de 2009


Que bueno es poder votar

Octubre 11, 2009

Hace poco me dijo un amigo que nunca hubiera creído que yo pudiera escribir “ni siquiera lo que piensa un pollito”, de lo callado que me ve. Lo que pasa es que soy un poco introvertido; es decir, me gusta platicar conmigo mismo. Pero sí puedo hacer el intento de narrar lo que piensa un pollo.
Para mi amigo:
Estaba el pollito, hermoso, cuan radiante astro solar, pero en miniatura, conteniendo toda su historia evolutiva en un pequeño cuerpo emplumado, enajenado por completo de su cruel destino. ¡Quien le habría de decir a aquel inocente pollo que acabaría sus días en la barriga de un rico banquero, o en la de un humilde campesino, que para fines prácticos y a lo que al pollo compete viene siendo lo mismo! ¿Pensamientos? Tal vez intuiciones, leves vestigios de conciencia de la propia existencia. ¿Alma? Tal vez. Mas grande que la de un insecto, pero aun muy pequeña como para transgredir las fronteras de espacio tiempo, que a los hombres se nos ha entregado como un maravilloso regalo, desarrollado tras cientos de millones de años de experimentos fallidos, hasta que al fin, una circuitería lo suficientemente complicada como para abstraer y para poder cruzar la frontera de lo físico hacia un infinito desconocido para los mortales aun vivos. Por lo menos, esa es la esperanza de aquellos gigantes que deciden por la vida del pequeño, que no representa más que un número para el criador, unos cuantos pesos más. Así de intrascendente es su vida. El pollo, sin embargo, es feliz, entendiéndose este término como el contentamiento de vivir, de poder piar (aclaro, esto no lo pueden hacer los pollos cubanos. No los dejan los hermanitos Castro) y seguir a aquella vieja gallina pescuezo pelado, que para él es, sin embargo, bella y dulce. El pollo es entonces nada y a la vez, todo.

Bueno, tal vez no pueda narrar los pensamientos del pollo pero es porque el pollo no piensa, y aun si pensara, el pensamiento es una experiencia privada. ¿Como habría de saber yo lo que piensa un pollo? Pero sí puedo escribir unos cuantos garabatos. El día que mi amigo me dijo eso, que no supe si era elogio u ofensa, aproveché para hacerle una pequeña entrevista.

¿Por quién vas a votar? ¿Vas por Pepe con su cambio ya?–Le pregunté.- Mirá–me dijo-, Pepe Lobo tiene un problema, y es que es muy feo.- A mí, que estoy en contra de la discriminación de cualquier tipo, aquella afirmación me pareció chocante, grotesca. Pepe no tiene la culpa de haber nacido así, y el hecho de que una persona haya podido sobresalir a pesar de una enorme fealdad es una notable hazaña.

¿Por qué decís eso? –Le repregunté-. Es que mirá, -me dijo- generalmente, y vos como biólogo y médico lo sabés, la funcionalidad va unido a la apariencia. Estructura y función forman un todo indisoluble, y a mejor apariencia de la estructura, mejor función. La naturaleza nos ha hecho percibir a los humanos lo mejor como más bello. La mujer bella, de caderas anchas, es mejor para procrear. La simetría facial, la fineza de formas y la conservación de las proporciones áureas se han relacionado con una mayor inteligencia y bondad. Tal vez Lombroso haya tenido algo de razón en su “Antropología Criminal”. Además Pepe espanta a los niños, y los niños son una gran influencia a la hora de votar, por lo que pienso que no va a ganar, aunque como dice Chelato (célebre entrenador de futbol que llevó a la selección hondureña al mundial del 82), nunca se sabe.

Como a mí me cae bien Pepe le dije a mi amigo: “pero mirate vos. Estas bastante feo también.” Si, –me dijo- pero yo no me estoy tirando para presidente. Además, Pepe tiene un cierto olorcillo rancio. Ah, -le dije- tal vez es que come mucho ajo, o curri, igual que los hindúes, y entonces vos sabés que el ácido clorhídrico combinado forma unos gases… No, no –interrumpió mi amigo-. Es un olorcillo a socialismo del siglo XXI que no se lo puede quitar por más que se bañe. Y vos sabes que yo no soy partidario de ese mesiánico movimiento.

¿Entonces vas a votar por Elvin Santos? –En ese momento mi amigo se metió un bocado a la boca y se atragantó. Tuve que pegarle en la espalda para que dejara de toser, después de lo cual me dijo: -¿Vos sos de otro mundo o qué? Elvin Santos, el muñeco de la política, es demasiado bonito. Y como es muy bonito siempre le consintieron los caprichos en su casa, por lo que de adulto se convirtió en un rastrillo humano, siempre jalando todo hacia él. Es muy egoísta y siempre busca sacar provecho de cualquier situación. ¿Te acordás de lo que dijo una vez aquel presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy? “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país.” Pues bien, el lema de Elvin es exactamente ese pero al revés. Quiere hacer de la zona sur un paraíso, pero solo por los jugosos contratos que obtendrá su constructora. Por eso no voto yo.

Bien -le dije, Entonces vas a votar por Felícito Ávila. Yo lo he oído hablar y me parece un hombre centrado, comedido y con mucho sentido común. Si –me dijo-, pero tiene mucha cola que le pisen. Tampoco voy a votar por los dos candidatos socialistas. Si se reparten los votos de la resistencia tal vez obtengan un 8% cada uno. Por eso se quieren retirar (por lo menos el independiente), para no quedar avergonzados después de hablar tanta tontera. Entonces, como yo te conozco desde chiquito y me parece que algo de inteligencia tenés, a estas alturas ya habrás deducido por descarte o como dicen los informáticos espaciales, “by default”, que yo voy a votar por el negrito Bernard. Lo de negrito es de cariño, y prometo que si saca una buena cantidad de votos le pido disculpas en español, inglés y francés. Edwin, usá la cabeza. Nos acaba de cachimbear (petatear, patear, ganar) una vez más el imperio. Nos la metió de nuevo. Si Edwin, nos metió una goleada en nuestra propia tierra. ¿Viste que bien jugó el tal Especulador? Spector –lo interrumpí-. Bueno, como se llame. Y no digamos ese Casey, al que Salvador Nasralla (célebre narrador deportivo ChilenoHondureño con apellido de líder islámico, pero sin la h) llamó “armario para guardar ropa de la época barroca”. Dicen que antes jugaba futbol americano, o rugby, y que es capaz de inmovilizar al arquero contrario con solo el aliento. La cuestión es que después del fracaso en el futbol y las crisis política y económica, los hondureños necesitamos un estímulo, algo que nos levante el ánimo, la voluntad y la alegría de vivir, y si gana Bernard tal vez el Comité del Nobel en Estocolmo le otorgue el premio Nobel de la paz por hacer absolutamente nada.

Después de la exposición de mi amigo nos despedimos. Yo quedé triste por la falta de propuestas políticas serias que nos auxilien a salir de estas honduras en las que estamos metidos. Bueno, al fin y al cabo está en peor situación el pollo cubano, que además de no poder piar no puede votar. Que pase feliz día.

miércoles, 14 de octubre de 2009


Tenkiu, iu es ei

¿Ve que fácil es conquistarnos a los hondureños? Estados Unidos, el imperio Yankee, nos ha hecho el mejor regalo de nuestra vida enviando a Costa Rica al cuarto puesto de la Concacaf en el último segundo, del último minuto, del último partido del campeonato. Los norteamericanos nos han conquistado con su entereza, sin necesidad de cuartas urnas, asambleas nacionales constituyentes ni petrodólares. Así es. Después del formidable gol de Carlos Pavón, colocado de manera no menos formidable por David Suazo, armado por una brillante jugada de Amado Guevara, la selección hondureña superó a la de nuestros hermanos salvadoreños. Pero nuestro pasaje al mundial de Sudáfrica 2010 ya no dependía de ninguno de los jugadores hondureños, sino del resultado del partido entre EUA y Costa Rica. La sangre fría del equipo estadounidense, que no bajó la guardia ni en los últimos instantes del partido, nos otorgó finalmente la clasificación a los hondureños mediante un gol de Jonathan Bornstein a los ticos. Los jugadores hondureños, en esos momentos, no lo podían creer, por lo que se dedicaron a darse pellizcones unos a otros por 5 minutos consecutivos para convencerse de que no estaban soñando. Así que ahora, y gracias a ese gol, todos los hondureños somos pitiyankees.

Dicen que en el estadio Robert F. Kennedy donde se batió en duelo la selección costarricense con la del imperio, los anglosajones norteamericanos se dedicaron a comer sus hot dogs durante todo el partido, casi indiferentes a lo que en la cancha pasaba. Después del segundo gol de Estados Unidos, un grupo de hondureños comenzó a gritar: ¡viva Honduras! ¡Viva Honduras! Los norteamericanos, en lugar de gritar “USA, hurray” se contagiaron y comenzaron a darle vivas a Honduras mientras ingerían sus longanizas con ketchup y mustard. Por este amable gesto (aunque no entendieran lo que estaban diciendo), ratificamos nuestras muestras de amistad a aquel imperialista país del norte. Por eso decimos: tenkiu, iu es ei (USA).

P.D. A Dios sea la gloria.

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