Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

domingo, 22 de noviembre de 2009


Mi trauma con el cine

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

¿Ha visto como a veces, usted por ahorrarse unos pesos se mete en problemas que le cuestan aun más dinero? Yo siempre me quejo de lo caro que resulta ir al cine por lo caras (e insalubres) que son las golosinas, y encima de todo, no lo dejan a uno entrar con comida que no sea comprada allí, en franca violación a nuestro derecho constitucional de comer lo que nos de la gana.

Un día decidí revelarme, y le dije a mi esposa que comprara hamburguesas en McDonald’s y que las metiera en su gran cartera, para comerlas mientras disfrutábamos de la película. El plan fue todo un éxito. Durante la película, disfrutamos de nuestras deliciosas, grasosas, engordantes y arterio-ocluyentes hamburguesas, acompañadas de deliciosas, azucaradas, carbonatadas y diabetogénicas Coca-Colas. La pasamos muy bien, pero la cartera de mi esposa quedó impregnada con un olor a aceite quemado y carne que aun ahora, después de 2 años, no se le quita. Sobra decir que me tocó comprarle un enorme carterón nuevo marca Nine West. Nunca más volví a comer hamburguesas en el cine.

Otra vez, me enojé porque en el cine no venden ningun alimento saludable. Solo bebidas gaseosas hostiles para la salud, palomitas y hotdogs. Entonces me fui a comprar, para mis hijos y nosotros, unas bolsas de cacahuates ricos en potasio, ácidos grasos omega 3 y vitaminas, y jugos naturales vitaminados. Unos minutos después de entrar, mis hijos dijeron que ya no querían comer, que estaban llenos, y me pasaron sus bolsas de cacahuates a mí. Hoy, 6 meses después, todavía me como un poquito de cacahuates por las noches para que no se desperdicien, pero a decir verdad, me los trago con mucha dificultad. ¿Qué les pasa a nuestros jóvenes de hoy? ¿No tienen concepto de lo que es comer saludable?

Yo creo que al cine se va a ver la película y no a comer. Si uno quiere comer y ver una película mejor se queda en su casa. Aunque esa es mi opinión, mi familia no la comparte. Una vez que fuimos al cine, mi esposa salió a comprar palomitas, hotdogs, refrescos y chocolates para todos cuando ya había comenzado la película. Como es muy difícil llevar dos bandejas llenas de productos y a la vez caminar con elegancia y glamour por el oscuro pasillo del cine (estado de equilibrio inestable, dicen los físicos), mi esposa se deslizó un poco, lo que bastó para que todo volara por los aires en todas direcciones. Aunque la escena fue tremendamente chistosa, a mi no me causó gracia, y no fuimos al cine por el resto del año.

Al año siguiente, volvimos al cine. Parece ser que el tiempo transcurrido desde la última vez que fuimos, fue suficiente para que mi esposa olvidara la lección, y repitió el procedimiento de llenar dos bandejas con toda la comida y bebida que se le ocurriera. La cuestión es que pasó exactamente lo mismo, pero en lugar de salir todo disparado en diferentes direcciones, el proyectil alimenticio se dirigió directo a mi cabeza. Todavía no me convenzo de que aquello no fue adrede.

En estos momentos nos preparamos para ir de nuevo al cine. Espero que no tengamos ningún percance alimentario en esta ocasión. La película que veremos se llama 2012, y se trata sobre el fin del mundo que presumiblemente fue pronosticado por los mayas. Lo que en realidad sucede, es que el calendario maya llega hasta ese año, por lo que se supone que los mayas sabían que el mundo terminaría para esa fecha, es decir, en el solsticio de invierno del año 2012. Héctor, un alumno mío, tiene una teoría mucho más plausible. Dice que es probable que mientras el astrónomo maya hacía sus cálculos, llegó un amigo suyo a visitarlo y le dijo: “¿Para qué trabajas tanto en eso? Para ese entonces ya no vamos ni a existir, mejor vámonos al cine”. El astrónomo maya le dio la razón a su amigo y dejó el calendario hecho hasta el 2012 y se fueron juntos a parrandear. Yo creo que el argumento de mi alumno es más convincente que el de la película, pero una película con esa trama no sería un éxito de taquilla.

Bueno, hay personas que se trauman con sus visitas al médico o al odontólogo. Mi trauma es con el cine, y después de lo que le conté, estoy seguro de que usted me dará la razón.

martes, 10 de noviembre de 2009


¡Viva mi funcionario municipal!

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

La semana pasada llegó a mi clínica, ubicada en una zona populosa de San Pedro Sula, un funcionario de la municipalidad. Como en su comitiva llevaba un séquito de policías municipales, pensamos que se trataba de la llegada de algún personaje famoso. Para sorpresa nuestra, la comitiva se detuvo en nuestra clínica. Su objetivo: realizarnos una auditoría. Como hace unos meses no pagábamos nuestros impuestos debido a la insolvencia provocada por el aumento del 60% al salario mínimo instaurado por el derrocado presidente José Manuel Zelaya Rosales, nuestra deuda ascendía a L.100, 000. Yo sentí vergüenza y le di instrucciones a nuestro contador para que comenzara a arreglar los pagos. ¿Cómo es posible que se nos haya pasado por alto el pago de impuestos a nuestra ciudad? ¿No es acaso de allí que se mantienen el asilo de ancianos y el hogar de niñas? ¿Y las obras públicas? ¿No depende de nosotros su mantenimiento?

Bien, nuestro contador fue a la municipalidad a realizar un pago, y cuando regresó nos contó una gran noticia (según él): el funcionario municipal le había dicho que si le pagábamos a él la cantidad de L.20, 000 lempiras, nuestra deuda sería borrada. Así lo dijo, sin más. Sin ningún tipo de vergüenza. ¡Bravo, mi funcionario público! ¡Un viva para la persona que maneja los impuestos que con tanto sacrificio pagamos los sampedranos! A mi parecer, el mencionado funcionario no tiene ni siquiera conciencia de que está haciendo algo malo; es decir, no se trata de un acto inmoral, sino amoral, como un inocente y pequeño animalito que muerde por instinto y no sabe que está causando daño.

Me pregunté a mi mismo: ¿pará qué realiza el gobierno tanta publicidad para que votemos? ¿Es por gente así que vamos a votar? ¿Vamos a votar por gente que busca un cargo público para enriquecerse de la noche a la mañana mientras el resto de nosotros deja el alma trabajando? A mis compatriotas hondureños esto que escribo les parecerá algo banal, algo de todos los días. A muchos otros hasta les parecerá normal, que de todas formas las argollas son buenas cuando uno está dentro, y si se tiene la oportunidad hay que aprovecharla. A algunos los embarga un sentimiento nihilista, de que hay que adaptarse porque esta es Honduras, y nunca vamos a cambiar. Mis amigos europeos o norteamericanos, en cambio, se darán cuenta de por qué Honduras es, desde el punto de vista económico, uno de los países más miserables del orbe.

Y aquí esto sucede todos los días, en todas las instituciones públicas, es la norma más que la excepción, pues cuando llega a un puesto público una persona honrada, o se alinea con el sistema corrupto, o le va muy mal; sucede ante la vista y paciencia de todos, incluidos los políticos, el ministerio público, las autoridades policiales, etc. Y escuchando las disertaciones de los candidatos presidenciales en los foros, me doy cuenta de que todos ellos carecen de una estrategia clara de lucha contra la corrupción pública, el principal flagelo de Honduras.

Se ha calculado que en nuestro país, el 80% del gasto público se destina a salarios debido al enorme tamaño del engranaje gubernamental, que a pesar de consumir como un gigantesco parásito gran parte de la producción nacional, es en extremo ineficiente para cumplir las funciones que le corresponden, como proveer a la población de una educación de calidad y servicios de salud moderadamente adecuados. ¿Y el otro 20% del presupuesto? Ese se va en corrupción, en el enriquecimiento de los funcionarios por los que alegre y optimistamente vamos a votar los ciudadanos cada cuatro años. Y al derroche y festín de corrupción del poder ejecutivo también se une el poder legislativo. Aunque es innegable que en nuestro Congreso Nacional hay gente íntegra, algunos candidatos andan en busca de las ventajas que les proporciona el pasaporte diplomático. Los votantes tristemente desconocemos los antecedentes de nuestros candidatos a diputados, y solo los conocemos por las cancioncitas tontas y pegajosas que nos ponen en las emisoras de radio con el objeto de que recordemos sus nombres a la hora de marcar la papeleta.

Y lo que sucede en el gobierno central, también sucede en las municipalidades. La realidad es que votamos para elegir a nuestros propios verdugos. Hacemos fila para votar como las inocentes vacas hacen fila en el matadero. Nos hacemos el haraquiri.

Pero la democracia debe seguir caminando, por lo que es un deber votar. Sin embargo en las próximas elecciones, aunque votaré, marcaré mi papeleta con una enorme X, en señal de rechazo al sistema gubernamental de mi país, enfermo y podrido de corrupción. Mientras tanto, el funcionario municipal del que hablo disfrutará de sus millones fácil y descaradamente habidos gracias al pago que le harán muchos ciudadanos endeudados. Con eso, se podrá construir una hermosa y enorme casa, comprarse un lujoso carro y educar bien a sus hijos, mientras el grueso de la población obtiene una educación mediocre y las calles de mi ciudad colapsan por falta de mantenimiento. Y cuando oiga la publicidad del gobierno para que votemos, piense que es la publicidad de la autoinmolación.

Saludos.

viernes, 6 de noviembre de 2009


Vive la Différence


Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

Siempre me ha llamado la atención las diferencias de comportamiento entre los sexos, por lo que se me ocurrió escribir algo sobre el tema. A continuación, resumo los pasos de la diferenciación de los sexos en etapas tempranas del desarrollo del embrión, desde el punto de vista biológico: En las primeras semanas de embarazo los embriones machos y hembras son exactamente iguales. Ambos poseen un pequeño rudimento llamado gónada indiferenciada. Los embriones que tienen un cromosoma Y en sus células (los machos) comienzan a diferenciarse a la séptima semana. Es entonces cuando la gónada indiferenciada se comienza a convertir en testículo. El testículo del machito en desarrollo pronto se vuelve funcional y comienza a producir testosterona.

Y es esta hormona la principal responsable de las diferencias entre sexos. Pronto, la testosterona produce el desarrollo de los genitales masculinos. Pero el cambio más importante no opera en la apariencia física, sino a nivel cerebral. La testosterona impregna diferentes regiones del cerebro, especialmente un centro muy importante, regulador de la vida de relación del individuo: el hipotálamo. Es esta impregnación la semilla de los problemas de la humanidad.

Desde luego, la mayor parte de la existencia de los seres humanos como especie nos la hemos pasado como cazadores-recolectores, y por mucho que nos choque la idea, el resultado del influjo de la testosterona sobre el comportamiento debió ser moldeado principalmente durante este periodo de tiempo. Además de esto, los millones de años como mamíferos en evolución han determinado la aparición de características que indiscutiblemente corresponden a comportamientos que proporcionan una ventaja biológica para el individuo. Algunas de las diferencias entre hombres y mujeres se mencionan a continuación.

En un experimento realizado en el Reino Unido, un experimentador hombre le proponía sexo a un grupo de mujeres. El experimentador amablemente, se acercaba a fémina y le decía: “señorita, ¿desea usted tener sexo conmigo?”. En una muestra de más de 1000 mujeres, la respuesta fue invariablemente de rechazo (con alguna excepción), y el experimentador terminó muchas veces seriamente abofeteado. Cuando el experimento se realizó en el otro sentido, es decir, una experimentadora mujer proponiendo sexo a los hombres, la respuesta fue positiva en más del 90%. La explicación psicobiológica de este experimento lo da el grado de fertilidad: mientras la enorme fertilidad del hombre le permite andar regando sus espermatozoides por todos lados, la mujer debe cuidar sus escasos y preciados óvulos, por lo que debe ser más selectiva en sus relaciones.


Bueno, como la mujer debe cuidar sus preciados óvulos y los productos de estos (los hijos), y para realizar mejor esta labor debe mantener cerca al imponente macho secretor de testosterona (quien por su parte va a intentar regar su esperma por el mayor número de sitios posibles), esta ha desarrollado un gran número de artilugios para este fin. Por ejemplo, la mujer es una maquinaria antropométrica sofisticada capaz de medir variaciones minúsculas en los movimientos de los músculos de la expresión del macho. Esto le permite a la fémina detectar el peligro de la expropiación de su amado macho por otra fémina -revelado por los gestos involuntarios del inocente ejemplar masculino- en milésimas de segundo y activar otros complejos mecanismos de interacción social para deshacerse del peligro, como fingir una enfermedad, estallar en celos, o simplemente ponerse más coqueta con él.

Por eso, pienso que la sociedad no debería juzgar tan severamente los desmanes de los hombres. Echémosle la culpa a la testosterona. Por ejemplo, un alumno mío, un adventista comprometido que no toma licor ni café y no sale a bailar los sábados, me comentó (en serio) que está pensando formalmente en recoger 20,000 firmas con el objeto de convencer al Congreso Nacional para que apruebe la poligamia. ¡Increíble! A las mujeres estos comportamientos las hacen pensar que nuestro Creador nos hizo a los hombres “monstruos de dos cabezas”, pero que nos dio una cantidad de sangre insuficiente para irrigar ambas al mismo tiempo. Por eso, si usted es mujer, nunca le diga a un hombre: “pensá con la cabeza”, ya que podría recibir una sorpresa.


El hombre, en la sociedad primitiva de cazadores-recolectores, era el cazador y el guerrero. Esto lo obligaba a ser más fuerte y enfocar sus energías en la presa. Sus armas, las colocaba en el cinturón con el que se sujetaba el taparrabo o prenda equivalente, lo que le permitía dejar libres las extremidades superiores para la lucha. La mujer, por otro lado, era la recolectora. Las raíces, pequeños frutos y nimiedades que recolectaba las depositaba en un bolso confeccionado para tal fin, y mientras más grande el bolso, mejor. Las mujeres necesitaron desarrollar una gran habilidad para diferenciar entre alimentos dañinos y útiles, así como para buscar pequeños objetos. ¿Se ha preguntado usted alguna vez, si es hombre, por qué no encuentra el frasco de loción en el tocador aunque lo tenga enfrente? Su mujer, en cambio, puede sacar el pequeño frasco que usted está buscando de entre mil, y en milésimas de segundo. También, esa es la explicación del por qué las mujeres utilizan esas enormes carteras que contienen hasta lo impensable, y del hecho de que ellas puedan realizar varias labores simultáneamente, como limpiar las gracias del bebé, cocinar y hablar por teléfono, todo al mismo tiempo.

Al hombre cazador y guerrero le gusta la guerra, cazar y combatir en equipo, es decir, el futbol. A la mujer recolectora le gusta compartir con otras recolectoras hablando de los maridos, en tertulias y dramas, es decir, las novelas. Los hombres somos bruscos y pesados, y vemos las cosas como útiles o inútiles (¿será esta lanza lo suficientemente certera para matar al mastodonte?); las mujeres, son amorosas, delicadas y las cosas las ven feas o lindas (¿le gustarán esta piedrecitas que encontré a mi marido si me las cuelgo en las orejas?).

El hombre, es fuerte, solitario e individualista. La mujer, sensible, sutil y sociable. Tan sensibles son, que las mayorcitas aun lloran cuando recuerdan los episodios de dibujos animados de las series “Heidy” y “Candy”. El sufrimiento de Candy por Anthony era compartido por todas, ya que la empatía caracteriza al sexo bello. Cuando una mujer va al baño en un sitio público, todas sus amigas la acompañan. Cuando juegan al futbol, todas van juntas tras la pelota, y si una se cae, las otras le ayudan a levantarse y a peinarse. La comunicación es parte de sus vidas. Al hombre, torpe social por naturaleza, tal comportamiento le parece extraño. Para el hombre, la comunicación es directa, sintética y al grano; para la mujer, es basada en los sentimientos y detalles, pero como la comunicación de sentimientos es algo abstracto, necesitan hacerlo con una gran cantidad de palabras, por lo que hablan hasta por los codos.


¿Saben? Hay algo que no he podido comprender, y es por qué el ciclo menstrual de las mujeres tiene, en promedio, exactamente la misma duración que el ciclo lunar. En la naturaleza, usualmente no se observan ese tipo de relaciones por casualidad. Debe haber una causa subyacente. Yo tengo una conjetura al respecto. Le explico: el ciclo lunar se relaciona con la abundancia de ciertas presas de caza, por lo que el conocimiento de la fase lunar era vital para el cazador. La mujer, con fines reproductivos, desarrolló un humor fluctuante durante el ciclo. Mientras en la primera mitad (entre la menstruación y la ovulación) es la persona más dulce y tierna del universo, en la segunda mitad puede ser un ser cruel y despiadado. El macho aprendió entonces a detectar estas diferencias de carácter. Entonces si el macho, en un tiempo inicial, sincronizaba a su mujer con el ciclo lunar, es posible que pudiera inferir la fase de la luna en cualquier tiempo posterior con solo analizar el carácter de su mujer y ¡sin siquiera volver a ver el cielo nocturno! Es decir, un perfecto reloj lunar. Pero como en la sociedad moderna ya esto no tiene tanta utilidad, el reloj se ha desfasado un poco. Bueno, es solo una hipótesis, pero ¿verdad que tiene lógica?

A mi parecer, se ha exagerado un poco la afirmación de que los hombres somos seres visuales y las mujeres auditivas. A las mujeres tambien les gusta lo bonito, las buenas proporciones corporales que denotan buena salud física y reproductiva. Si esto no fuera cierto, los night clubs de mujeres en donde los hombres bailan semidesnudos no tendrían clientas. Por otro lado, a los hombres tambien nos gusta que nuestras hembras nos susurren de vez en cuando cosas bonitas al oido que nos levanten el ego. Así que, hombres, a botar esa panzota con dos mil abdominales diarias y a comer verduritas cocidas por la noche. Yo se, es una tortura para un macho alfa carnívoro, pero todo sea por satisfacer las ansias producidas por nuestra testosterona. En la vida no hay nada gratis.

Y hablando de belleza física, decía el célebre cosmofísico estadounidense Carl Sagan, autor de "Los dragones del Edén", "Cosmos" y "Un punto azul pálido", que los seres humanos estamos hechos de "polvo de estrellas". Bien, sobre este comentario del doctor Sagan solo diré que no creo que yo sea hijo de Brat Pit, Jeorge Clooney o de alguna otra estrella, aunque, como dice Chelato, nunca se sabe.

Los seres humanos, con testosterona o sin ella, debemos aprender a bregar con las diferencias y a utilizarlas en beneficio de la familia y la sociedad. De cualquier forma, son las diferencias las que nos gustan y nos mantienen cerca los unos de los otros, o como dicen los franceses, vive la différence. Saludos.

P.D. Si alguien tiene alguna hipótesis sobre alguna diferencia entre los sexos, le agradecería y me la hiciera saber.

martes, 3 de noviembre de 2009


De Elefantes y la Conquista del Universo

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

Hoy, viendo televisión con mis hijos, me sorprendí al ver un programa de la caja estúpida (que a veces es inteligente) en el que un grupo de elefantes rescataba a uno de sus bebés. Les cuento: el bebé cayó a la laguna en donde los paquidermos aplacaban su sed en ese momento. Como había cierta altura desde donde estaban los elefantes hasta el agua, al pequeño animalito se le hacía imposible salir. Mientras se ahogaba, su tía bajó, y colocándose detrás de él intentó rescatarlo. Ante los esfuerzos infructuosos de la tía, la madre del bebé también bajó, auxiliada por un macho. Después de muchos esfuerzos, a la madre se le ocurrió algo ingenioso: en lugar de sacarlo por el extremo escarpado, empujó a su hijo varios metros hasta el otro extremo, más bajo. El animalito finalmente salió con la ayuda de toda la manada, pero luego, ya fuera del agua, comenzó a hundirse en el suelo cenagoso. En vano los elefantes intentaban sacarlo, pues mientras más luchaba, más se hundía. Repentinamente, a la madre se le ocurrió otra idea: comenzó a cavar un canal frente a su hijo. Pronto se le unieron los demás elefantes hasta que el pequeño logró salir por el canal sólido. La operación de rescate completa duró 7 minutos.

¡Increíble! ¿Quién dice que el ser humano es el único ser inteligente sobre la faz de la tierra? Ante la cámara, este grupo de imponentes mamíferos demostró más inteligencia que el común de las personas. Entre las características de la operación de rescate a resaltar se encuentran una rápida respuesta a la emergencia, coordinación y trabajo en equipo, ingenio y creatividad, y lo más importante, una férrea voluntad de ayudar a sus congéneres. La operación no dejó nada que desear a un grupo de rescate entrenado, o a un escuadrón de marines, o seals.

La ciencia demuestra, cada vez más, que la inteligencia no es un don propio de los mamíferos bípedos y que se encuentra ampliamente distribuida en el reino animal. Sin embargo, a los humanos se nos ha proveído de la capacidad de trascender nuestro entorno y cotidianeidad, utilizar nuestros miembros para crear complejos mecanismos y elaborar sofisticadas formas de comunicación. A pesar de eso, no me cabe duda de que, si permitiéramos la evolución de los elefantes en ambientes propicios por una cantidad adecuada (que podría ser considerable) de tiempo, terminarían adaptando su trompa a la manipulación de herramientas, su rudimentario lenguaje aumentaría en complejidad, y a esto le seguiría un aumento de su capacidad de abstracción y planificación, y tal vez, solo tal vez, podrían convertirse en una sociedad tecnológica.

¿Pero es que acaso somos los seres humanos únicos? ¿Construiría Dios este magnífico universo para ser disfrutado por nosotros, mamíferos imperfectos, llenos de pasiones, destructores los unos de los otros? Bien, le diré lo que pienso. Para comenzar, ¿para que crearía Dios algo tan raro como la vida? De verdad, la vida es algo de lo más extraño. Mientras todos los eventos en el universo tienden a aumentar la desorganización (lo que en física se denomina segunda Ley de la termodinámica), la vida parece seguir justo el camino opuesto. Las formas simples evolucionan para formar estructuras más complejas, y esto ocurre en múltiples niveles, de una manera que se asemeja a los fractales. La dirección temporal de la vida es opuesta a la del mundo inanimado. Aunque hay otros tipos de sistemas complejos, la evolución hacia la complejidad originando una gran variedad de formas adaptativas, es exclusivo de la vida.

¿Para que todo esto? ¿Para qué máquinas moleculares especializándose y cooperando para formar organelas, organelas especializándose y cooperando para formar células, células especializándose y cooperando para formar tejidos, tejidos especializándose y cooperando para formar individuos, individuos especializándose y cooperando para formar comunidades, comunidades especializándose y cooperando para formar conglomerados de sociedades? ¿Termina este proceso de evolución hacia la complejidad con la globalización? O, ¿será posible concebir aun múltiples niveles de complejidad por arriba de este?

Este proceso no es privativo del género humano. Un hormiguero, por ejemplo, funciona como un organismo, etc, por lo que la diferenciación categórica entre organismo y comunidad es el resultado de la escala espaciotemporal del ego humano; sin embargo, la estructura de niveles nos muestra que esta distinción es únicamente didáctica. Como ejemplo, los biólogos de sistemas hablan hoy en día de “inteligencia celular”, y los sociólogos hablan de “inteligencia colectiva”.

Lo que creó Dios (al crear la vida) es, a mi parecer, un sistema que se desarrolla por cuenta propia para conquistar algo. ¿Conquistar qué? No lo sé, pero puedo especular. La capacidad de los niveles vivos superiores para trascender la escala planetaria, llegando incluso a la conquista del universo entero. A esta escala, un hiperorganismo universal habrá logrado dominar los recovecos más intrincados del mundo físico, incluida la segunda Ley. ¿Se imagina? El dominio de la segunda Ley, la inmortalidad del universo, lograda por el sistema (la vida) creado por Dios para ese fin. La segunda Ley se relaciona con la destrucción, con el desorden. En el mundo espiritual, se le puede relacionar con las entidades malignas, con propósitos decadentes. Es probable que en un futuro, tal vez distante, la humanidad comprenda que la teología y las ciencias son dos caras de la mima moneda.

Bien, tal vez conquistemos el universo, pero solo si sobrevivimos. Es ahora que tenemos nuestra oportunidad. Los dinosaurios fallaron, y si nosotros fallamos, quizá otra especie tome nuestro lugar. Quién sabe, tal vez los elefantes, algún pájaro, un insecto u otra especie que ahora vemos insignificante. Todo depende de la manera con la que abordemos los problemas de seguridad para la humanidad: el cambio climático, las armas nucleares, los peligros de una pandemia aniquiladora, el desarrollo sostenible, el cuidado de nuestro entorno y hasta los peligros del impacto de un meteorito. Además la humanidad debe, en esta época crucial y decisiva, idear nuevos modelos para cruzar la frontera hacia niveles superiores. Saludos.

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