Es difícil, para alguien que quiere conquistar al mundo compaginar la ciencia con la fe, pero mi colega el Dr. Francis Collins, conductor del proyecto Genoma Humano de los Institutos nacionales de salud, piensa que es posible. La dificultad radica en que la ciencia se basa en la duda. Se pone en duda toda afirmación hasta que no sea confirmada, la fe en cambio es la certeza de lo que no se ve. En una cuestión que necesita ser examinada a la luz de la ciencia, es difícil involucrar la fe, ya que desde el momento en que se introduce el factor de duda, el resultado no dependerá más de la fe. Así, es una labor imposible para un no creyente descubrir la fe mediante métodos científicos, y los científicos creyentes deben mantener la fe y la ciencia coexistiendo, pero en ámbitos diferentes. Por ejemplo, puedo tener fe en que un experimento arrojará luces sobre algún asunto importante, o que descubriremos algo importante, pero no podemos ejercer fe para obtener un resultado concreto, ya que la veracidad científica se vería viciada.
Pero, ¿será posible explicar los milagros y los resultados basados en la fe bajo una perspectiva física? Eso sería el equivalente a decir que se puede conocer el mundo espiritual bajo los mismos principios físicos o matemáticos que el mundo físico. O, es posible que el mundo espiritual sea parte de un mundo físico al que no tenemos acceso fácilmente, excepto por medio de la fe. Al respecto, pienso que algunos aspectos de la vida espiritual del creyente pueden tener alguna explicación física, susceptible de examen científico en el futuro.
Creo que el dilema del científico creyente es similar al del físico teórico, que tiene una explicación plausible del mundo físico, pero no tanto de las llamadas “condiciones de frontera”, aquellas en las que se pierden las leyes conocidas, y de las que no es posible extraer información (como en un agujero negro, o el universo inflacionario, como ejemplos). Trataré de describir mi humilde interpretación, mi “hermenéutica científica”, le llamaré, de algunas formas en las que actúa Dios.
Para comenzar, al igual que el Dr. Collins opino que Dios no actúa frecuentemente mediante grandes milagros, que ocasionen una disrupción severa de las leyes creadas por Él mismo. Sin embargo, pienso que la frecuencia de pequeños milagros exacerbados por la capacidad de ejercer fe son extremadamente frecuentes, y no necesitan perturbar las leyes de la física.
He notado, como creyente, que la oración de fe actúa independientemente del tiempo. Muchas veces una oración de fe origina una respuesta instantánea de lo que se pide. Por ejemplo, la persona a la que se le arruinó el carro en una carretera solitaria, oró con fe por una solución, y momentos después pasó un mecánico por el lugar, a pie y con las herramientas que se necesitaban para reparar el carro (un evento extremadamente improbable). He escuchado varias historias similares. La probabilidad de cada una de estas historias es pequeña, pero la probabilidad de que varias historias de este tipo se den en un grupo de creyentes sigue las reglas de la multiplicación y el resultado es casi 0. ¿Viola esto las leyes de la física? No lo creo. Voy a ampliar mi argumento en varias partes.
1-La física cuantica predice una incertidumbre. No es posible medir con exactitud la posición y el momento de una partícula a la vez. Es posible efectuar la medida de una (ya sea la posición o el momento), pero entonces tendremos una incertidumbre de la segunda medida. Esta es una incertidumbre real, que no obedece a la inexactitud de los instrumentos de medición, por lo tanto el universo es determinístico solo en un 50%. El otro 50% nunca se podrá determinar, y hace que el futuro pueda, en teoría, tomar diversos rumbos. Esto le da un margen gigantesco de actuación a Dios, aunque se podría alegar que, en conjunto, el movimiento de una cantidad de partículas sigue una distribución predecible, y que si Dios actuara sobre esta incertidumbre se notaría en el análisis colectivo.
2-Bien, Dios no necesita alterar cada partícula para alterar el curso de los acontecimientos. La teoría del caos predice que una pequeña, aun mínima perturbación, afectará los resultados y el curso de los acontecimientos. En ello está implicada la amplificación de una pequeña señal. Así, el efecto amplificado en el tiempo de una mínima alteración en el movimiento de un electrón en el tiempo A, puede resultar en dos eventos completamente diferentes en un tiempo B. De hecho, Dios sabe exactamente que electrones alterar para cambiar los resultados, como dije anteriormente, guiados por nuestra fe, sin alterar las leyes de la física. Pero, ¿Cómo puede actuar Dios en el tiempo? ¿Como puede nuestra oración de fe, en el tiempo B, alterar el movimiento del electrón adecuado en el tiempo A? Mi respuesta es:
3-Debe existir una manera física de comunicarse con el pasado. No hablo de la profecía, aunque este sería un buen tema de discusión. ¿Qué hace que una oración de fe actúe atrás en el tiempo para que surta efecto en el momento preciso? Los físicos argumentan que si la comunicación hacia atrás en el tiempo fuera una realidad, estaríamos plagados de mensajes venidos del futuro. Si es posible la comunicación física desde el futuro, esto implicaría una de dos cosas: o bien la comunicación es posible, pero la tecnología para controlarla no es posible, o (la opción pesimista) no sobreviviremos como especie para desarrollar dicha tecnología. Asumiendo que los creyentes tenemos evidencia de esta actuación hacia el pasado, propongo la existencia de una partícula, aun más esquiva que el campo Higgs: La partícula de masa negativa. Me explico:
La relatividad especial predice que ninguna partícula podrá alcanzar la velocidad de la luz, ya que al hacerlo, su masa se volverá infinita, y no hay una fuerza infinita que acelere esta partícula hasta la velocidad de la luz. Es por eso que los fotones (partículas de masa 0) son los únicos que alcanzan la velocidad de la luz. Los electrones, con muy poca masa, son velocísimos, pero no alcanzan la velocidad de la luz. Para una partícula que viaje a la velocidad de la luz el tiempo se contrae, y al alcanzarse esta, el tiempo se detiene. Una partícula de masa negativa tendría entonces la propiedad de retroceder en el tiempo, y de esa forma afectar al electrón adecuado. Otra propiedad extraña de esta partícula sería la de repeler a la masa ordinaria con la misma ley del cuadrado de la distancia utilizada para el calculo de la fuerza gravitacional.
Aunque no soy físico y no se si se ha introducido en las ecuaciones un valor de masa negativa para observar el efecto en los eventos espaciotemporales, valdría la pena que los físicos teóricos, si no lo han hecho, lo tomen en cuenta. También lo deberán tomar en cuenta aquellos que traten de conquistar el mundo!!!!
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