"Dios es nuestro refugio y fortaleza,
socorro siempre a mano en momentos de angustia.
Por eso, si hay temblor no temeremos,
o si al fondo del mar caen los montes;
aunque sus aguas rujan y se encrespen
y los montes a su ímpetu retiemblen".
Salmos 46:1-3. Biblia Latinoamericana
¿Donde estaba? Ah, si: Hace dos días. Por la madrugada. Entré al quirófano; obedeciendo instrucciones de la enfermera instrumentista (¿o era la circulante?) me paso a la cama de operaciones. No siento miedo. Pienso en la teleología divina. Ya no oro tanto como antes; ahora solo siento Su presencia, acompañándome. Yo, como siempre en los últimos años, me dejo llevar, no me resisto, soy una veleta impulsada por el suave viento divino. La teleología me conforta. He estado muchas veces en sala de operaciones, pero por primera vez acostado, no deja de extrañarme la falta de miedo, pero no lo siento. Pienso: En el peor caso, me muero, y pronto estaré en Su presencia eterna. Si sobrevivo, continuaré sirviendo a Dios y a mis semejantes, y cumpliré mi propósito aquí. Recuerdo a un compañero del Internado de Medicina, que murió durante una cirugía de apendicitis. No me importa. De cualquier manera es ganancia: quisiera explorar y entender algunas cosas del más allá. ¿Y si tuviera una experiencia cercana a la muerte? Sería sumamente interesante ir, venir, contar e intentar interpretar. Creer en Dios es una buena apuesta.
La enfermera, cadenciosamente, me extiende los brazos y me los amarra, y obedezco sumiso. Entra un médico. Me saluda: ¿Como estás, Edwin? Yo lo conozco, es mi amigo pero en ese momento lo confundo con un antiguo maestro. ¿Cómo reconocerlo con el disfraz completo de sala de operaciones? El no repara en eso. Hola Doctor, le digo. Me contesta diciéndome que estoy en buenas manos, señalando a la Gran Jefa cirujana. Entra el Dr. Banegas (anestesiólogo) quien también es mi amigo. Intercambiamos unas palabras. Segundos después, se apaga la luz…
Se enciende la luz. Siento un intenso dolor en mi fosa ilíaca derecha, en el sitio donde otrora residiera mi ex apéndice. Me agito un poco del dolor. Grito: ¡Me duele, pónganme demerol, o morfina!!! No me paran bola. ¡Si no me ponen algo me escapo, me están maltratando!!! Grito. Cosa extraña: por alguna razón, en ese momento ya se quien es mi amigo médico: Allan Gutiérrez, aunque no lo veo por allí. Hasta hoy, en este momento, reparo en el asunto, pero de alguna manera mientras me encontraba bajo el efecto de la anestesia, lo reconocí. Tengo una hipótesis: como investigador siempre hay en mí una curiosidad activada, subconsciente, interesada en conocer mis propias reacciones ante una situación que aunque traumática, novedosa, lo que me hace percibir la realidad casi intuitivamente, aun bajo el efecto del halotane (enfluorane, etrane, metoxifluorane, o como se llame).
¡Gutiérrez!!! Grito. ¡Necesito demerol, que me muero del dolor! No gritaba de agitación sino de dolor de verdad. Llegó una enfermera con una jeringa, me ladee a la izquierda y me aplicó la inyección en el glúteo derecho. Segundos después, se apaga la luz...
¿Se ha fijado en las películas? Termina una escena. Luego, comienza otra escena, tal vez mucho tiempo después. Pero entre las dos escenas no ha transcurrido el tiempo. Así se siente. Las personas que han sido intervenidas quirúrgicamente o que han estado en coma saben de lo que estoy hablando.
Se enciende la luz. Estoy en la habitación. Está mi papá, que recientemente veo muy poco, y gran parte de mi familia. Mi papá hace algunas bromas sobre mi condición (creo, no recuerdo muy bien). Segundos después se apaga la luz. Al salir el sol, me despierto casi normalmente, siento algo de dolor, pero no es excesivo. Por momentos me siento, pero debo ser ayudado siempre. Me ponen de pie como quien para una tabla. Tengo muchísimo miedo de dañarme la herida. Paso el resto del día como en el limbo de lo perdido. Estoy aburrido, aunque pienso que nada, comparado con los largos días en los que me mantuvieron secuestrado, hace más de 10 años. Tengo un apetito atroz, pero no puedo comer por orden médica. Me robo unas cuantas uvas y cacahuates. Llega la noche. Me acuesto. Tengo un sueño superficial.
A la altura de la madrugada comienza a temblar la cama, luego toda la habitación. De inmediato me doy cuenta de que se trata de un terremoto. Sin pensarlo y de forma automática me incorporo, corro, tomo el teléfono, llamo y me contesta mi hermano. Me indica que el, mis hijos y el resto de la familia están afuera de la casa. Bien, le digo, y cuelgo. En ese momento recordé que estaba recién operado. Se me fue el miedo. En adelante me incorporaría de la cama con naturalidad, casi normalmente. Se me ocurre que el miedo paraliza, anula grandes proyectos y hace que grandes mentes fracasen. No voy a tener miedo, me digo. Por la mañana, mi doctora cirujana me indica que deberé tener un mes de incapacidad, lo que me parece excesivo. Yo se que estaré ejercitándome en la mitad de ese tiempo. Comenzaré a dar mis clases la próxima semana. Iré a la clínica pasado mañana, mañana me entrevistarán de “hablemos claro” y canal 10.
A pesar del terremoto de 7.1 en la escala de Rischter no siento miedo por las replicas. El único pequeño temor que me embarga por momentos es por el estado del embalse “El Cajón”, pero pronto me informo que no sufrió ningún daño. Veo una entrevista al Dr. Arturo Bendaña, quien asegura con gran convicción que el estadio Olímpico se encuentra intacto. Las cámaras muestran otra cosa. Estoy ciego –pienso- o las cámaras están dañadas. Lo mismo dicen del edificio de los Juzgados. Daños arquitectónicos, pero no estructurales, dicen. Las imágenes muestran daños severos en algunas columnas. Entonces pienso: las columnas no son parte de la estructura, son de adorno. Verán, en un tiempo mi ignorancia en asuntos de arquitectura me hizo suponer que las columnas soportaban gran parte del peso del segundo piso. Ya salí de mi error, y el edificio estará reparado en dos días.
Milagro: muchos se han olvidado de la cuarta urna. Yo no. Comento el blog de Miguel de Arriba. De hecho lo comento dos veces. Les aconsejo a los lectores inteligentes que se olviden de la cuarta urna, y me doy cuenta de que ya caí en el juego circular sin salida. Hoy jueves ya es de madrugada, pero como mi ritmo circadiano se encuentra trastocado, no me puedo dormir. Les iba a comenzar a ilustrar mi novedosa propuesta de una teoría de la evolución de los sistemas vivientes hacia la complejidad. Darwin estaría orgulloso de mí. Entonces no se hubiera llamado la teoría de Darwin y Wallace, sino de Darwin y Herrera-Paz. Creo que ya estoy soñando despierto (alucinaciones hipnogógicas, diría mi profesor de medicina psicosomática). No tengo ganas ni de conquistar la cama, no digamos al mundo. Otro día les hablaré de mi teoría. Ya la luz se va a apagar.
Hola DR.Edwin espero que se encuentre mejor de salud. quiero comentarle que he leido muy detalladamente varios de sus blogs y dejeme decirle que estan muy interesantes por sierto he aprendido muchas cosas de ellos, y unos de los que llamo mas la atencion es que habla sobre la evolucion de las mujeres en el cual explica porque las mujeres somos mas delicadas y mas cuidadosa en varias cosas y me gustaria seguir leyendo mas sobre este tema.
ResponderEliminarRESPETUOSAMENTE: Rosmery Villeda (su alumna de genetica )
Bueno considero que aun estava bajo los efectos de la anestecia ya que me parece que estoy leyendo un relato de Isabel Allende o de Gabriel Garcia Marquez estan muy vagos pero se le disculpa ya que apenas tenia 36 0 48 hrs post-operado le dire y en eso tengo experiencia como paciente que no hara levantamiento de pesas en x lo menos 3 meses ya que tiene esperar que se reparen los tejidos recuerde que la edad que tiene y no con ello le llamo viejo pero si nos pasan la factura los años y el desorden de vida que se pudo llevar en lso años de mayor vigor fisico(ja,ja,ja) no estoy dando entender que que fue de los que se perdia con un porro o en una linea blanca pero si se que fumo e ingerio mas de alguna vez un elixir que enbrutese o anula los sentidos o mejor dicho apaga el boton de la inhivicion asi que respetado amigo haga caso no crea que esos ronles que alguna vez tuvimos la fortuna de tener por abuelos llegaron alli por no guardar dieta ( me salio a lo campesino) pero es cierto.
ResponderEliminarTEST DE RATAS:
ResponderEliminarlso= los
ronles= robles perdon por los errores de tecla que se presentaron gracias
A la Doctora Valladares le gusta que yo sea chistoso. Yo le digo: me alegra muchísimo que haya podido al fin vencer al monstruo de siete cabezas de la tecnología moderna para hacer este comentario, y no le estoy diciendo viejita. Saludos y un abrazo.
ResponderEliminarDoctor Edwin espero este bien y gracias a Dios todo salio bien en la operacion puesto dice que se incorpora a sus labores sin seguir las indicaciones de reposo "absoluto". Me alegra este mejorando rapidamente ya que usted es un siervo de Dios. Es muy veridico el hecho de que todos tenemos miedo en algun momento de nuestras vidas pero no hay nada como no temerle a la muerte teniendo la seguridad de q tendremos vida eterna al lado de nuestro padre celestial. En cuanto el terremoto. lo considero como un regalo de Dios ya que a pesar de los daños en infraestructuras no cobro la vida de cientos como lo han hecho terremotos en otros paises. Dios nos pide que nos acerquemos a el en tiempos dificiles pero tambien debemos buscarle cuando estamos en optimas condiciones fisicas, economicas, spicologicas sociales y espirituales. Saludos y le mando mis deseos de que se recupere por completo y pueda verlo en la clase de genetica!
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