Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

miércoles, 3 de junio de 2009


Mi estilo DivDis

La Doctora Valladares dice que mi estilo es similar al de Gabriel García Márquez, pero no es así. ¿Se han fijado como el muy querido Gabo narra dos o más historias en una? Esto se basa en intercalar un párrafo de una historia, con un párrafo de la otra, una de la una, otra de la otra, una de la una y así hasta el fin, en el que ambas historias convergen. Mi estilo más bien es el llamado “divagacionista disvariacionista (o estilo DivDis), que se basa en divagaciones disvariantes continuas en el curso de la narración, o hablando más técnicamente, escribo la primera tontería que se me viene a la mente. Es como un árbol: la narración es el tronco, las divagaciones son las ramas y los desvaríos, las hojas. Yo más bien pienso que mi escritura es como una mezcla equilibrada entre Ernesto Samper Pizano, Karl Sagan, Isaac Asimov y Max Lucado, todo en uno.

Les cuento que aquí en Honduras el Gobierno no me quiere apoyar con mis investigaciones, a pesar de que estas están destinadas a mejorar las condiciones de salud de la población Garífuna. Les apuesto que si fuera futbolista sí me apoyarían. Por eso estoy jugando los domingos. “Nunca se sabe”, como dice un famoso ex entrenador de la selección hondureña de futbol, cuya combinación de apellidos sería perfecta si no fuera porque se los pusieron al revés (me refiero por supuesto a don José de la Paz Herrera).

Por fin preguntaron por mí en el gimnasio (como si mi ausencia no se notara). Mi esposa le dijo a doña Vilma que me habían operado de apendicitis. Doña Vilma le dijo que “!como no le iba a dar apéndice, si con ese peso que levanta… parece animal. Es un bruto. Eso es lo que es!!!” Mi esposa, que es médico (o ¿médica?) le explicó que no era hernia, que su semental no podía tener eso porque su fascia abdominal es más fuerte que el acero, pero más elástica, como la de Batman o la de Superman pero en la realidad, y que eso se debe a una genética privilegiada (algo así le tuvo que haber dicho, yo la conozco). Ante tal explicación doña Vilma no se sintió satisfecha e insistió en que ella sabía que algún día yo resultaría con apéndice. No se diga más.

Hoy no me siento muy bien, ya saben, anímicamente, ya que no les he podido contribuir con algo constructivo, pero es que:
De tanto descansar
Ya no quiero ni pensar,
Y de tanto divague y desvarío
Yo me río
De tanto que me río solo, en mi casa me creen loco, o tocado, mejor dicho,
O que me ha picado algún bicho
Que la anestesia,
Me cambió algo en la cabecia (cabeza no rima)
Y con esta me despido
Y termino mi corrido.
P.D. Ni se les ocurra comentar esta entrada.

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