Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

jueves, 25 de junio de 2009


El Plan de Vuelo y La Teleología Divina

Hoy es jueves. El domingo es la supuesta consulta popular. Los máximos líderes de las Fuerzas Armadas están renunciando. Aparentemente, los planes para convertir a Honduras en un país totalitario están fracasando. Alguien dijo por allí que la cuarta urna “ni Kaliman la detiene”. Yo estoy de acuerdo. Pero lo que no puede hacer Kaliman si lo puede hacer Dios, cuando sus hijos le claman. Y es que el totalitarismo es contra natura por varias razones. Para comenzar, lo intenta controlar todo, lo cual resulta imposible si no es a costa de la negación de los derechos humanos. La represión de los mecanismos de autorregulación de la economía y la sociedad frena el crecimiento, por lo que los países totalitarios no medran al mismo ritmo que las sociedades que si cuentan con dichos mecanismos. Si el propósito de Dios es el crecimiento hacia la complejidad, lo que se infiere de inmediato cuando nos damos cuenta que la vida misma está orientada en ese sentido, y la autorregulación es uno de los factores claves para el crecimiento ordenado, entonces los sistemas totalitarios se oponen a los propósitos de Dios. Los dirigentes comunistas no tardan en darse cuenta de esto, por lo que inicialmente eliminan a Dios de la ecuación, adoctrinando a los jóvenes para que entonces sea el Estado su único dios.

¿Sabe cual es un factor que resultará clave para frenar el establecimiento del totalitarismo en Honduras? Las redes de comunicación, que le han devuelto a las clases medias el puesto que se merecen en la regulación de la sociedad. En una entrada anterior mencioné el nombre en inglés: "empowerment of the common man”. La marcha del día martes, con el Pastor Roberto Marroquín al frente, resultó todo un éxito. Alrededor de 100,000 personas manifestaron el rechazo a la revolución y el totalitarismo. Los hondureños somos por naturaleza, personas de paz. Aunque el lío de la cuarta urna está en estos momentos en su punto álgido, todo indica que los planes no progresarán.

Desde luego esto no quiere decir que todo esté bien en Honduras. La cuarta urna debe dejarnos una lección. Debemos unirnos todos para combatir los grandes males de la pobreza, en especial la falta de una educación adecuada. Debemos comprometernos todos con una mejora substancial en la educación a nuestros niños y adolescentes, no importa el nivel social al que pertenezcamos. Únicamente con una educación eficaz y de vanguardia podremos combatir el germen de la revolución llamado “cultura de la pobreza”. Solo con una competencia justa en el ruedo laboral lograremos una condición de equidad que combata los resentimientos sociales.

Por otro lado, debemos comprometernos en frenar los excesos. La fuga de capitales mal habidos, ya sea por corrupción en el Gobierno o en la banca privada es enorme. Debemos diseñar mecanismos de control para que la justicia actúe de manera imparcial, para investigar y castigar adecuadamente a los saqueadores de la patria en sus múltiples manifestaciones. Hace unos minutos me enteré del riesgo de quiebra de una importante entidad financiera de nuestro país. Al parecer, dicha institución prestó una fuerte cantidad de dinero a entidades privadas sin garantía de ningún tipo. Los hondureños debemos estar atentos a estos excesos para que puedan ser castigados con todo el peso de la Ley. El lío de la cuarta urna nos da la oportunidad para reflexionar, y actuar. Porque la clave de la libertad y la equidad de las sociedades es la eterna vigilancia.

El tema de esta entrada es el propósito de Dios, por lo que no se por qué he escrito lo que escribí. Quiero hacer una analogía de la Teleología Divina con la planificación de un vuelo. Desde luego, con este tipo de enfoque muchos elementos quedan fuera, particularmente la visión holística de la teleología, pero es adecuada para fines prácticos y para una visión personal del trato divino. La analogía es de un vuelo en avión.

Antes de volar del punto A al punto B, el piloto realiza un detallado plan de vuelo. Este incluye: los puertos de despegue y destino, la altitud estimada, el tiempo estimado en ruta, el rumbo, etc. Cuando el piloto toma el avión realiza un minucioso chequeo de la aeronave, las superficies de vuelo, el combustible, los aparatos de medición, etc. El piloto se sube a la aeronave, la enciende y hace un chequeo de los instrumentos, el nivel de aceite, la temperatura, las comunicaciones, las aeroayudas. Ante del despegue continúa el chequeo. Se prueba la potencia del motor, la respuesta de las superficies de vuelo, se regula el barómetro para que concuerde con la presión atmosférica real, etc. El piloto despega según procedimientos ya establecidos. Inclina la nariz y regula la potencia para establecer una tasa de acenso. Al alcanzar la altitud previamente establecida, se establecen un rumbo y velocidad de crucero. Al aproximarse al destino, el piloto reduce la velocidad para establecer una tasa de descenso. A cierta altitud de la pista, el piloto decide se aterrizará o realizará lo que se llama en inglés un go around. Si la altitud y velocidad de la aeronave son las adecuadas, lo que sucede usualmente, el piloto aterriza.

¿Quiere esto decir que un vuelo del punto A al punto B siempre será igual? De ninguna manera. No hay dos vuelos iguales. En algunas ocasiones, las condiciones meteorológicas serán de viento suave y soleado. En otras, habrá viento severo, lateral o de frente, lo que obligará al piloto a realizar las correcciones adecuadas, como cambio de rumbo indicado y potencia. El tiempo del vuelo variará de acuerdo a la presión atmosférica y el viento. Algunas veces, habrá una tormenta en el camino y el piloto tendrá que alterar el rumbo para esquivarla. Durante todo el vuelo, el piloto tendrá que realizar correcciones de tiempo en tiempo, chequeando que todo esté correcto. Deberá reportar su posición en puntos de chequeo previamente determinados. También la omnipresente segunda ley de la termodinámica actuará deteriorando las partes del avión, de tal forma que el piloto tendrá que cambiar alguna pieza dañada antes de aventurarse al horizonte. La aeronave puede ser muy maniobrable, y responder a los mandos suavemente, o puede ser una nave extremadamente difícil de dominar. En el primer caso, el piloto podrá sacarla de una tormenta fácilmente, en el segundo será más difícil. La cuestión es que hay un número infinito de vuelos posibles, pero todos llevarán a la nave del punto A al punto B.

Pues bien, he aquí la analogía. Usted es la aeronave (el concepto de aeronave en este caso se podría extrapolar a todo tipo de sistemas vivos complejos, independientemente del nivel de complejidad) y Dios es el piloto. Aunque hay un propósito preestablecido, Dios se encuentra realizando pequeñas correcciones permanentemente, imperceptiblemente. De vez en cuando realizará una corrección mayor, una irrupción del mundo espiritual de grandes proporciones y que se nos revela en forma de los llamados milagros. La cosmología moderna nos deja entrever que el universo podría estar diseñado para la intervención divina por intermedio de la incertidumbre cuántica. Bastarían ciertas correcciones en la dirección de un electrón o de un fotón de cuando en cuando, si se conoce que electrón o que fotón que se tiene que alterar (y Dios por supuesto, lo conoce). La amplificación de la señal en el tiempo cambiará los eventos de tal manera que el resultado esté de acuerdo con el plan Divino. Desde luego, el control del universo es infinitamente más complejo que el control de un avión, pero el piloto universal es infinitamente más diestro que el piloto de carne y hueso.

Hace poco, después de encontrarme en silencio y en actitud de reflexión, subí la mirada y le dije a mi cuñada Tatiana: “Soy una veleta”. Mi cuñada, con voz y mirada alarmadas me preguntó: ¿Cómo así? -Si,- le dije en un momento de inspiración supremo. “una veleta llevada por el suave viento divino”. Mi cuñada, que es abogada (como toda mi familia por lo que me llaman “la oveja blanca”), comenzó a discutir sobre el significado de veleta. Me recordó aquella canción que dice “eres una veleta”. La canción se refiere a una veleta, en tono de ofensa, como aquella persona que no sabe lo que quiere, ni tiene idea de adonde va. Entonces que no anduviera diciendo eso por allí porque me iban a confundir con el de la canción. Yo, decidí no discutir. He tomado como actitud de vida nunca discutir con un abogado.

Que tenga buen día.

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