El día de ayer invertí algo de tiempo pensando en el por qué del fracaso de la operación avispero, enjambre, o como se llame, del presidente Chávez. La operación consistía en que, mientras el ex presidente Zelaya hacía piruetas en el aire, invocando continuamente el nombre de Dios, intentando agitar a la muchedumbre en el suelo, un sicario dispararía matando a una persona, lo que desencadenaría la furia de la muchedumbre, que entraría a la pista, lincharía a los soldados, recibiría al presidente y lo devolvería en hombros a casa presidencial. Desde allí, el presidente Mel Zelaya le preguntaría a su comandante: “¿Y hoy en la noche que vamos a hacer, Chávez?” El presidente Chávez le respondería: “Lo mismo que hacemos todas las noches, Mel: ¡Tratar de conquistar al Mundo!” Si, eso dirían. Yo conozco bien a los ratones megalómanos.
Bueno, ese era el plan A. El plan B era que, al menos, al ver un muerto y al ex presidente haciendo maromas en el aire, la muchedumbre se enfurecería, comenzarían los disparos, se desencadenaría la histeria colectiva y habría una gran cantidad de muertos, que en este caso particular se llamarían “mártires de la revolución”. Pero cuando la victima cayó, la multitud, lejos de revolverse se aplacó. El presidente Chávez, en lugar de ver un enjambre de furiosas abejas asesinas sudamericanas, pudo ver una colmena de abejitas de jimerito. El presidente Chávez dijo: “misión cumplida”. Pero la verdad es que la misión, lejos de haber sido exitosa resultó en un rotundo fracaso.
Los militares se colocaron en la pista, según Bayly a hacer un picnic, pues era domingo por la tarde y les gustó la ubicación, por lo que el avión venezolano, piloteado por dos valientes aguiluchos venezolanos, con gasolina pagada con los petrodólares del pueblo venezolano, no pudo aterrizar. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta, misma que se hacen muchos analistas internacionales: ¿Por qué, si el ex presidente Zelaya tiene orden de captura por 18 cargos, no lo dejaron aterrizar para apresarlo? Esta sería la oportunidad ideal, ¿no es cierto? Solo sería cuestión de arreglarle bien la suite presidencial de la penitenciaría central, con una refri llena de cervecitas bien heladas y un botiquín lleno de Tafil, Éxtasis y otros productos conteniendo alcaloides psicotrópicos, y listo. Cuando se le terminaran los mencionados productos psicoactivos, solo sería cuestión de poner a algún psiquiatra, como el doctor Sosa Coello, por ejemplo, en la misma celda, para que así le pueda hacer las recetas cuando las necesite, ya que estos productos son controlados. Se acabó el problema.
La pregunta de por qué no se dejó aterrizar es difícil de responder, pero creo tener la respuesta. No se hizo, simple y sencillamente porque el ex presidente podría organizar dentro de la penitenciaría, una Cuarta Urna, pero ya no para meter a los hondureños en la prisión chavista, como se pretendía, sino para liberar a peligrosos reos de la prisión estatal. Una segunda posibilidad es que dentro de la prisión haga alianza con algún miembro de
Ayer, el nuevo canciller de la república, Enrique Ortez Colindres, se vio en la necesidad de pedir disculpas al presidente de Los Estados Unidos, Barak Obama, por haberle dicho “el negrito”. Yo se que Ortez Colindres no lo hizo con ánimo de ofensa, ni despectivamente. Es más, creo que es parte de un plan del nuevo gobierno. Piensen: al decirle negrito a Obama,
La estupidez del mundo es cada día más notable. Imagínense, los países de
Pero ya dejo mi estilo divagacionista para volver al tema que nos compete. ¿Por qué le falló la operación avispero al presidente Chávez? Algunos dicen que fue porque el tiempo del que dispuso el presidente Chávez para armar la infraestructura necesaria, fue muy poco. Tal vez esto haya influido, pero pienso que el factor fundamental es que los Hondureños somos diferentes. Le pondré un ejemplo. Durante la manifestación del domingo una viejita salió herida. Un pequeño garrotazo en la frente, nada grave. Cuando el periodista le preguntó de donde venía, ella le contestó que de Santa Bárbara. ¿Y que andaba haciendo en Tegucigalpa? –le preguntó el periodista. Yo esperaba escuchar una respuesta ideológica, como por ejemplo, “esperando a mi genuino presidente”, o algo por el estilo. En cambio, con tono enojado dijo: “un maistro me prometió darme tres mil lempiras, pero se me desapareció”. En eso, otras personas se pararon. Alguien dijo, “hey, a mi también me prometieron tres mil pesos. ¿Dónde están?”, y así muchas personas preguntaban por su pago, pero del pago y de los pagadores, nada. A la viejita y a muchos, incluido el presidente Chávez, les dieron en la nuca. Y es que no es lo mismo hacer las cosas por ideología que por un pago. Estas personas no volverán a una manifestación, porque arriesgaron sus vidas por tres mil pesos y ni se los dieron. Desde luego, eso no sale en Telesur.
Un buen estratega militar debe entender la idiosincrasia de los pueblos que desea conquistar. Y es que los Hondureños somos diferentes de los sudamericanos. Aunque todo Latinoamérica comparte patrones de poblamiento semejantes, hay diferencias locales.
Otro factor es el religioso. En los países suramericanos hay una importante población agnóstica, y todos los países son predominantemente católicos. En Honduras, la gran mayoría de la población es cristiana, y muy creyente. Es más, aquí predomina el protestantismo, religión que sigue al pie de la letra los preceptos cristianos. No me mal entiendan. No tengo nada contra otras creencias que no sean la mía. Solo digo que algunas cosmovisiones favorecen el clima guerrerista. Por eso, mientras algunos hondureños andan por allí caldeando los ánimos, la mayoría nos encontramos tranquilos, orando por la paz mental de nuestros compatriotas y por la unidad. Después de esta explicación, se puede ver que es natural que la operación avispero no progresara.
Muchos de los cristianos hondureños creemos en la promesa de la palabra, que dice: “El dinero del impío pasará a manos del justo”. Algunos creen que el impío ya llegó, y que se llama Hugo Chávez. Un amigo mío me escribió ayer diciéndome que dejara de estar escribiendo esas cosas. Que por qué quiero que se aleje Chávez de Honduras, si nos manda tantos petrodólares. Yo creo que tiene razón. No se aleje tanto, presidente. Síganos mandando petrodólares, de pronto y no sentimos la crisis financiera del mundo y, quien sabe, hasta salgamos de pobres.
Hoy las cosas están más tranquilas. Claro, algunos grupos siguen protestando. Mientras se haga sin violencia está bien. Es normal en una democracia. ¿Qué los maestros están en huelga? Los hondureños estamos acostumbrados. La misma historia de todos los años. Que tenga buen día.