Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

domingo, 31 de enero de 2010


Hacia una verdadera teoría de la evolución






Dr. Edwin-Francisco Herrera Paz
      
         La teoría de la evolución fue postulada por el naturalista Británico Charles Darwin hace alrededor de siglo y medio. Aunque dicha teoría es esencialmente correcta en sus postulados, hay un pequeño detalle que, a mi parecer, se encuentra equivocado: el nombre. A ver me explico.
         La teoría dice, fundamentalmente, que en una población de individuos vivos siempre habrá un rango de variación en los diferentes caracteres. Las presiones ambientales entonces actuaran sobre la población escogiendo a los más aptos, merced de lo cual se dará una competencia en el seno de dicha población. El resultado de la competencia será una mayor probabilidad de supervivencia para los más aptos, que a su vez heredarán sus caracteres de aptitud a la siguiente generación. El resultado conduce a una mayor adaptación de la especie a su medioambiente, la diferenciación de las poblaciones, y finalmente a la especiación. A esta presión natural que conduce al cambio gradual de las especies se le denomina “selección natural”.
         Hasta aquí no hay ningún problema. La teoría de Darwin debió haberse llamado entonces “teoría de la selección natural” a secas, y no “teoría de la evolución por selección natural” (que es también el nombre de la obra en donde se postula dicha teoría) y les diré por qué. La evolución implica un cambio que siempre será en la dirección de mayor complejidad en los diferentes ambientes y niveles que conforman la vida. Esto lo podemos ver a diario. Las ciudades crecen en tamaño y complejidad; los individuos se han vuelto paulatinamente más complejos evolucionando desde organismos unicelulares hasta entes multicelulares en los que las células, los órganos y los sistemas se desarrollan y viven en ambientes de complejas interrelaciones e interdependencias. La dirección de la vida es siempre hacia una mayor complejidad. Intuitivamente entonces, identificamos la evolución con el progreso y con el aumento en complejidad, y no al contrario.
         Pero la obra de Darwin explica muy bien el por qué una especie cambia en el tiempo, pero falla completamente en postular un mecanismo por el cual la especie evoluciona, es decir, se vuelve más compleja, ya que el cambio y la adaptación no necesariamente lleva implícito el aumento de complejidad. Aunque a nosotros nos parezca obvio que un organismo más complejo estará mejor adaptado a su ambiente y será más competitivo, ya que la dirección de la vida es siempre en ese sentido, Darwin no ofrece explicaciones para este fenómeno en sus obras, por lo que su teoría falla en llamarse de la “evolución”.
         Tal vez encontremos las respuestas de la evolución (es decir, el aumento en complejidad de los sistemas vivos) en las ciencias económicas más que en las biológicas. Para comenzar consideremos que la vida se compone de sistemas en múltiples niveles, pero cada nivel sigue las mismas reglas económicas generales que los demás. Por ejemplo, una célula, uno de los niveles más básicos, está formado por una comunidad de organelas que constituyen eficientes motores moleculares, cada una especializada en una labor particular. La comunidad de organelas entonces forman un conjunto llamado célula. Del mismo modo, una empresa puede estar formada por múltiples módulos de producción, cada uno especializado en un proceso en particular, pero el conjunto de todos estos módulos se llama entonces “la empresa X”. Un ejemplo, a otro nivel. Un conjunto o comunidad de órganos, especializados cada uno en su función, se llaman colectivamente “el individuo X”. Tanto la célula como el individuo y la empresa deben exhibir un conjunto de reglas económicas comunes que hayan conducido hacia ese estado particular de complejidad. De hecho, las tres entidades mencionadas corresponden a sistemas vivos pero a niveles de complejidad diferentes.
         El punto básico de una teoría económica unificada de los sistemas vivos (una verdadera teoría de la evolución) es que esta debe ser válida en cada uno de los niveles de complejidad. Debe además demostrar que las configuraciones más complejas son, efectivamente, más competitivas que las más simples y que por ende tenderán a sobrevivir y a propagarse. Sorpresivamente una teoría así otorgaría igual peso a la competencia entre individuos que a la cooperación. De hecho, es imposible la evolución sin la cooperación entre los elementos. La cooperación conduce hacia la especialización y la interdependencia. La competencia entonces estará orientada principalmente a la creación de módulos de mayor cooperación que serán más eficientes que los módulos simples, y por ende sobrevivirán.
           La interpretación de la teoría de Darwin, como todo cuerpo teórico, fue históricamente determinada por el entorno y las experiencias de la sociedad que la acogía como válida. Es así como en Rusia, país con ambientes gélidos e inhóspitos en los que la colaboración es esencial para la supervivencia, la cooperación se constituyó como la piedra angular de la sociedad. Tal interpretación (que más que interpretación fue un supuesto rechazo a los postulados de Darwin sobre la competencia como la base de la evolución) tuvo un profundo impacto en la política de la época, lo que devino en los ideales socialistas bolcheviques. En cambio en la Europa occidental, cuna de la revolución industrial, prevaleció la idea de la supervivencia del más fuerte por lo que la competencia se proclamó como la piedra angular del capitalismo occidental. Esto resultó en la escalada progresiva de competencia entre empresas y productos que, innegablemente, han aumentado la calidad de vida en la actualidad, pero también ha resultado en la implementación de doctrinas erradas desde el punto de vista ético como la eugenesia aplicada a las poblaciones humanas.
            Vale decir que la interpretación occidental de la teoría de Darwin implica la “supervivencia del más fuerte”. Sin embargo, la teoría original proclama la supervivencia del “más apto”, que no es necesariamente el más fuerte, y realizando una síntesis de ambas visiones anteriormente mencionadas, y adaptando ambas a una nueva visión de la evolución de los sistemas vivos, se hace natural y lógico que como regla general la supervivencia del más apto correspondería primordialmente a aquellos elementos que acojan con beneplácito la cooperación, llámense estos elementos células, individuos, empresas o gobiernos. Saludos.

Para una mejor comprensión del impacto sociopolítico de las ideas de Darwin en Rusia, China y occidente, sugiero consultar la siguiente bibliografía: Nature 461, 1173-1174 (29 Octubre de 2009), y la serie de ensayos que ésta refiere. 





jueves, 28 de enero de 2010


El Genio dentro de Google


No, no es de Larry Page, Sergei Brin o Eric Schmidt -los genios corporativos de Google- que quiero hablarles. En la página de mis blogs, en las vitrinas, tengo un contador de visitas de una compañía denominada “Histats”. Al entrar a la página de la compañía, puedo rastrear la nacionalidad de los visitantes de mis blogs, la dirección IP, la página de referencia y la consulta hecha a un motor de búsqueda, si este es el caso. Muchos de los visitantes son personas que buscan en Google, y el link al blog es uno de los primeros que aparece, y por lo tanto lo abren. Esto me ha permitido conocer las palabras que los usuarios utilizan para realizar la búsqueda en Google.

Algunas veces he quedado sorprendido de las consultas hechas a Google por los usuarios. Desde luego, Google utiliza un algoritmo denominado “motor de búsqueda”, que busca en la base de datos las palabras clave. Sin embargo algunos usuarios creen que Google es una especie de genio, o tal vez un oráculo, por lo que le hacen toda suerte de preguntas complicadas esperando una respuesta mágica del buscador. Hace poco me puse a revisar y a contestar algunas de estas preguntas, esperando que alguno de los usuarios abra alguna vez de nuevo mi blog y entonces sepa la respuesta. A continuación, enumero algunas de las preguntas, la nacionalidad del usuario, y luego intento dar una respuesta adecuada.

Pregunta 1, Guatemala: “¿Menstruaba Eva antes de pecar?” Supongo que Eva la de Adán y no Eva Longoria, la modelo. Bien, es una pregunta complicada, ya que no hay datos históricos y el libro de Génesis no hace referencia explícita sobre el ciclo reproductivo de Eva. Sin embargo, pienso que la respuesta es un “no” rotundo. Mi opinión está basada en un factor teológico y en otro económico. Desde el punto de vista teológico, Eva fue inventada por el Señor para hacerle compañía a Adán, y además para prodigarle todo tipo de placeres. Adán en el Edén aun no conocía nada de los castigos divinos, y la menstruación es obviamente un castigo para el hombre. Esto, por los cambios de carácter que experimentan las mujeres y que tienen que aguantar sus hombres a lo largo del ciclo, llegando a su punto álgido o crítico justo antes de la menstruación. El motivo económico es solo una conjetura de un amigo mío. Dice mi amigo que las Escrituras registran que Dios le dijo a Eva que sería castigada pariendo con dolor. Pero lo que no cuentan las Escrituras es que también el Señor le dijo a Eva: “Eva, por cuanto has pecado, pagaras con sangre”, a lo que la mujer replicó: “¿De una sola vez, Señor?” Entonces Dios, en su infinita misericordia, se las arregló para que Eva pagara en módicas cuotas mensuales. Por lo tanto, mi querido lector, Eva en el Edén, no menstruaba.

Pregunta 2, Guatemala: “¿Qué hubiera pasado si Adán y Eva no hubieran pecado?” Buena pregunta, y creo que muchos teólogos han tratado de contestarla. A mí me parece obvio que viviríamos en un festín permanente, y lo mejor de todo es que no existirían cosas como los conductores de rapidito ni los políticos, los cuales son, lógicamente, producto de un “mundo caído”. Una pregunta mucho más sutil es ¿Qué hubiera pasado si Adán no hubiera pecado y Eva si? Lo que pienso al respecto ya lo he publicado en algún otro artículo. Básicamente, Eva hubiera sido expulsada del Paraíso, y Adán hubiera sido premiado por su obediencia. ¿Cómo? Pues con una nueva Eva, pero con alguna variación. Después de algún tiempo, Adán hubiera comprendido que el pecado de Eva le convenía. Verá: al aburrirse Adán de Eva, este le habría presentado a Eva la serpiente sabiendo que ella no se resistiría al pecado. A él le bastaría con abstenerse de pecar para obtener cada vez una nueva, reluciente y diferente Eva. ¡Y que además no menstruaba! Es extraño e irónico que el hombre moderno, caído y pecador, obtenga el mismo resultado (con la salvedad del ciclo menstrual) exactamente con el procedimiento contrario, es decir, pecando.

Pregunta 3, Murcia, España: “¿Qué pasaría si observara mi vida fuera de la caja?” Extraña pregunta. Pienso que ni el genio que habita dentro de Google tiene una respuesta adecuada para tan genial consulta. ¿Cuál es la intención del usuario? ¿Por qué utiliza un lenguaje tan críptico para hablarle a la computadora? Todo un misterio. Tal vez quiso preguntar cómo sería su vida si saliera del closet. He aquí otra posibilidad. ¿Recuerdan ustedes los gatos bonsái? Se lo recuerdo: Hace algún tiempo circulaba en internet una presentación anunciando la venta de unos gatos que al nacer eran metidos en toda clase de recipientes pequeños. Al crecer, los gatos tomaban la forma del recipiente. Uno de estos recipientes era una caja. El gato vivía dentro de la caja por varios meses y adquiría su forma. Pues bien, tal vez este usuario de Google sea un humano bonsái y quiera saber cómo luce él mismo visto desde fuera de la caja. Otra posibilidad es que quiera saber cómo se vería si viviera sin los convencionalismos de la sociedad moderna, si fuera un ser humano diferente a los demás. De cualquier manera, el genio dentro de Google lo mandó a un artículo de mi blog denominado “Pensando fuera de la caja”, en donde explico que la creatividad se activa analizando las situaciones o los objetos con la mente vacía.

Me limito a estas tres preguntas por cuestión de espacio, pero hay muchísimas, intrigantes e ingeniosas, pero incontestables para Google, por lo menos desde el punto de vista de los deseos del usuario. El punto es que su información no está tan segura ni su privacidad tan garantizada en el universo virtual, como tal vez a usted le han hecho creer. Por eso, la próxima vez que haga una búsqueda en Google, escriba las palabras clave y sepa escogerlas, no sea que usted caiga en uno de mis blogs… Saludos.
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