Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

domingo, 25 de octubre de 2009


Que bueno es poder votar

Octubre 11, 2009

Hace poco me dijo un amigo que nunca hubiera creído que yo pudiera escribir “ni siquiera lo que piensa un pollito”, de lo callado que me ve. Lo que pasa es que soy un poco introvertido; es decir, me gusta platicar conmigo mismo. Pero sí puedo hacer el intento de narrar lo que piensa un pollo.
Para mi amigo:
Estaba el pollito, hermoso, cuan radiante astro solar, pero en miniatura, conteniendo toda su historia evolutiva en un pequeño cuerpo emplumado, enajenado por completo de su cruel destino. ¡Quien le habría de decir a aquel inocente pollo que acabaría sus días en la barriga de un rico banquero, o en la de un humilde campesino, que para fines prácticos y a lo que al pollo compete viene siendo lo mismo! ¿Pensamientos? Tal vez intuiciones, leves vestigios de conciencia de la propia existencia. ¿Alma? Tal vez. Mas grande que la de un insecto, pero aun muy pequeña como para transgredir las fronteras de espacio tiempo, que a los hombres se nos ha entregado como un maravilloso regalo, desarrollado tras cientos de millones de años de experimentos fallidos, hasta que al fin, una circuitería lo suficientemente complicada como para abstraer y para poder cruzar la frontera de lo físico hacia un infinito desconocido para los mortales aun vivos. Por lo menos, esa es la esperanza de aquellos gigantes que deciden por la vida del pequeño, que no representa más que un número para el criador, unos cuantos pesos más. Así de intrascendente es su vida. El pollo, sin embargo, es feliz, entendiéndose este término como el contentamiento de vivir, de poder piar (aclaro, esto no lo pueden hacer los pollos cubanos. No los dejan los hermanitos Castro) y seguir a aquella vieja gallina pescuezo pelado, que para él es, sin embargo, bella y dulce. El pollo es entonces nada y a la vez, todo.

Bueno, tal vez no pueda narrar los pensamientos del pollo pero es porque el pollo no piensa, y aun si pensara, el pensamiento es una experiencia privada. ¿Como habría de saber yo lo que piensa un pollo? Pero sí puedo escribir unos cuantos garabatos. El día que mi amigo me dijo eso, que no supe si era elogio u ofensa, aproveché para hacerle una pequeña entrevista.

¿Por quién vas a votar? ¿Vas por Pepe con su cambio ya?–Le pregunté.- Mirá–me dijo-, Pepe Lobo tiene un problema, y es que es muy feo.- A mí, que estoy en contra de la discriminación de cualquier tipo, aquella afirmación me pareció chocante, grotesca. Pepe no tiene la culpa de haber nacido así, y el hecho de que una persona haya podido sobresalir a pesar de una enorme fealdad es una notable hazaña.

¿Por qué decís eso? –Le repregunté-. Es que mirá, -me dijo- generalmente, y vos como biólogo y médico lo sabés, la funcionalidad va unido a la apariencia. Estructura y función forman un todo indisoluble, y a mejor apariencia de la estructura, mejor función. La naturaleza nos ha hecho percibir a los humanos lo mejor como más bello. La mujer bella, de caderas anchas, es mejor para procrear. La simetría facial, la fineza de formas y la conservación de las proporciones áureas se han relacionado con una mayor inteligencia y bondad. Tal vez Lombroso haya tenido algo de razón en su “Antropología Criminal”. Además Pepe espanta a los niños, y los niños son una gran influencia a la hora de votar, por lo que pienso que no va a ganar, aunque como dice Chelato (célebre entrenador de futbol que llevó a la selección hondureña al mundial del 82), nunca se sabe.

Como a mí me cae bien Pepe le dije a mi amigo: “pero mirate vos. Estas bastante feo también.” Si, –me dijo- pero yo no me estoy tirando para presidente. Además, Pepe tiene un cierto olorcillo rancio. Ah, -le dije- tal vez es que come mucho ajo, o curri, igual que los hindúes, y entonces vos sabés que el ácido clorhídrico combinado forma unos gases… No, no –interrumpió mi amigo-. Es un olorcillo a socialismo del siglo XXI que no se lo puede quitar por más que se bañe. Y vos sabes que yo no soy partidario de ese mesiánico movimiento.

¿Entonces vas a votar por Elvin Santos? –En ese momento mi amigo se metió un bocado a la boca y se atragantó. Tuve que pegarle en la espalda para que dejara de toser, después de lo cual me dijo: -¿Vos sos de otro mundo o qué? Elvin Santos, el muñeco de la política, es demasiado bonito. Y como es muy bonito siempre le consintieron los caprichos en su casa, por lo que de adulto se convirtió en un rastrillo humano, siempre jalando todo hacia él. Es muy egoísta y siempre busca sacar provecho de cualquier situación. ¿Te acordás de lo que dijo una vez aquel presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy? “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país.” Pues bien, el lema de Elvin es exactamente ese pero al revés. Quiere hacer de la zona sur un paraíso, pero solo por los jugosos contratos que obtendrá su constructora. Por eso no voto yo.

Bien -le dije, Entonces vas a votar por Felícito Ávila. Yo lo he oído hablar y me parece un hombre centrado, comedido y con mucho sentido común. Si –me dijo-, pero tiene mucha cola que le pisen. Tampoco voy a votar por los dos candidatos socialistas. Si se reparten los votos de la resistencia tal vez obtengan un 8% cada uno. Por eso se quieren retirar (por lo menos el independiente), para no quedar avergonzados después de hablar tanta tontera. Entonces, como yo te conozco desde chiquito y me parece que algo de inteligencia tenés, a estas alturas ya habrás deducido por descarte o como dicen los informáticos espaciales, “by default”, que yo voy a votar por el negrito Bernard. Lo de negrito es de cariño, y prometo que si saca una buena cantidad de votos le pido disculpas en español, inglés y francés. Edwin, usá la cabeza. Nos acaba de cachimbear (petatear, patear, ganar) una vez más el imperio. Nos la metió de nuevo. Si Edwin, nos metió una goleada en nuestra propia tierra. ¿Viste que bien jugó el tal Especulador? Spector –lo interrumpí-. Bueno, como se llame. Y no digamos ese Casey, al que Salvador Nasralla (célebre narrador deportivo ChilenoHondureño con apellido de líder islámico, pero sin la h) llamó “armario para guardar ropa de la época barroca”. Dicen que antes jugaba futbol americano, o rugby, y que es capaz de inmovilizar al arquero contrario con solo el aliento. La cuestión es que después del fracaso en el futbol y las crisis política y económica, los hondureños necesitamos un estímulo, algo que nos levante el ánimo, la voluntad y la alegría de vivir, y si gana Bernard tal vez el Comité del Nobel en Estocolmo le otorgue el premio Nobel de la paz por hacer absolutamente nada.

Después de la exposición de mi amigo nos despedimos. Yo quedé triste por la falta de propuestas políticas serias que nos auxilien a salir de estas honduras en las que estamos metidos. Bueno, al fin y al cabo está en peor situación el pollo cubano, que además de no poder piar no puede votar. Que pase feliz día.

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