Sucesos, Vida de Fe y Cristianismo en Honduras

martes, 10 de noviembre de 2009


¡Viva mi funcionario municipal!

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

La semana pasada llegó a mi clínica, ubicada en una zona populosa de San Pedro Sula, un funcionario de la municipalidad. Como en su comitiva llevaba un séquito de policías municipales, pensamos que se trataba de la llegada de algún personaje famoso. Para sorpresa nuestra, la comitiva se detuvo en nuestra clínica. Su objetivo: realizarnos una auditoría. Como hace unos meses no pagábamos nuestros impuestos debido a la insolvencia provocada por el aumento del 60% al salario mínimo instaurado por el derrocado presidente José Manuel Zelaya Rosales, nuestra deuda ascendía a L.100, 000. Yo sentí vergüenza y le di instrucciones a nuestro contador para que comenzara a arreglar los pagos. ¿Cómo es posible que se nos haya pasado por alto el pago de impuestos a nuestra ciudad? ¿No es acaso de allí que se mantienen el asilo de ancianos y el hogar de niñas? ¿Y las obras públicas? ¿No depende de nosotros su mantenimiento?

Bien, nuestro contador fue a la municipalidad a realizar un pago, y cuando regresó nos contó una gran noticia (según él): el funcionario municipal le había dicho que si le pagábamos a él la cantidad de L.20, 000 lempiras, nuestra deuda sería borrada. Así lo dijo, sin más. Sin ningún tipo de vergüenza. ¡Bravo, mi funcionario público! ¡Un viva para la persona que maneja los impuestos que con tanto sacrificio pagamos los sampedranos! A mi parecer, el mencionado funcionario no tiene ni siquiera conciencia de que está haciendo algo malo; es decir, no se trata de un acto inmoral, sino amoral, como un inocente y pequeño animalito que muerde por instinto y no sabe que está causando daño.

Me pregunté a mi mismo: ¿pará qué realiza el gobierno tanta publicidad para que votemos? ¿Es por gente así que vamos a votar? ¿Vamos a votar por gente que busca un cargo público para enriquecerse de la noche a la mañana mientras el resto de nosotros deja el alma trabajando? A mis compatriotas hondureños esto que escribo les parecerá algo banal, algo de todos los días. A muchos otros hasta les parecerá normal, que de todas formas las argollas son buenas cuando uno está dentro, y si se tiene la oportunidad hay que aprovecharla. A algunos los embarga un sentimiento nihilista, de que hay que adaptarse porque esta es Honduras, y nunca vamos a cambiar. Mis amigos europeos o norteamericanos, en cambio, se darán cuenta de por qué Honduras es, desde el punto de vista económico, uno de los países más miserables del orbe.

Y aquí esto sucede todos los días, en todas las instituciones públicas, es la norma más que la excepción, pues cuando llega a un puesto público una persona honrada, o se alinea con el sistema corrupto, o le va muy mal; sucede ante la vista y paciencia de todos, incluidos los políticos, el ministerio público, las autoridades policiales, etc. Y escuchando las disertaciones de los candidatos presidenciales en los foros, me doy cuenta de que todos ellos carecen de una estrategia clara de lucha contra la corrupción pública, el principal flagelo de Honduras.

Se ha calculado que en nuestro país, el 80% del gasto público se destina a salarios debido al enorme tamaño del engranaje gubernamental, que a pesar de consumir como un gigantesco parásito gran parte de la producción nacional, es en extremo ineficiente para cumplir las funciones que le corresponden, como proveer a la población de una educación de calidad y servicios de salud moderadamente adecuados. ¿Y el otro 20% del presupuesto? Ese se va en corrupción, en el enriquecimiento de los funcionarios por los que alegre y optimistamente vamos a votar los ciudadanos cada cuatro años. Y al derroche y festín de corrupción del poder ejecutivo también se une el poder legislativo. Aunque es innegable que en nuestro Congreso Nacional hay gente íntegra, algunos candidatos andan en busca de las ventajas que les proporciona el pasaporte diplomático. Los votantes tristemente desconocemos los antecedentes de nuestros candidatos a diputados, y solo los conocemos por las cancioncitas tontas y pegajosas que nos ponen en las emisoras de radio con el objeto de que recordemos sus nombres a la hora de marcar la papeleta.

Y lo que sucede en el gobierno central, también sucede en las municipalidades. La realidad es que votamos para elegir a nuestros propios verdugos. Hacemos fila para votar como las inocentes vacas hacen fila en el matadero. Nos hacemos el haraquiri.

Pero la democracia debe seguir caminando, por lo que es un deber votar. Sin embargo en las próximas elecciones, aunque votaré, marcaré mi papeleta con una enorme X, en señal de rechazo al sistema gubernamental de mi país, enfermo y podrido de corrupción. Mientras tanto, el funcionario municipal del que hablo disfrutará de sus millones fácil y descaradamente habidos gracias al pago que le harán muchos ciudadanos endeudados. Con eso, se podrá construir una hermosa y enorme casa, comprarse un lujoso carro y educar bien a sus hijos, mientras el grueso de la población obtiene una educación mediocre y las calles de mi ciudad colapsan por falta de mantenimiento. Y cuando oiga la publicidad del gobierno para que votemos, piense que es la publicidad de la autoinmolación.

Saludos.

1 comentario:

  1. Bravo, bravisimo..Dr. Edwin Herrera, lo felicito todo lo que escribe es la triste realidad de nuestra nación, nosotros solo hemos servido de escalera para que los susodichos politicos nos tengan en la miseria, ellos al obtener sus votos de este misero pueblo se olvidan de las falsas promesas que nos proponen por un voto..pero ya despertamos HONDUREÑOS...en la historia queda escrito quien nos desperto de ese sueño en que dormiamos. sabe tengo un amigo nacionalizado americano de mucho mas de 40 años..mi amigo tiene hijos americanos y uno de ellos trabaja para el gobierno en intiligencia, y siempre le dice mostrandole su computadora personal..mira Pa..este será tu presidente, ellos ya lo tienen destinado y siempre me ha dicho que quienes eligen a nuestro presidente son los americanos..esas elecciones son un circo que ellos mismos los americanos nos montan y nosotros somos los payasitos que les hacemos la fiesta...jajajajaja! que pueblo tan ignorante hemos sido, pero yo como usted no votare jamás.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...